Álvaro de la Fuente (34 años) es concejal de Medio Ambiente, Playas y Régimen Interior. Llegó al Consistorio en enero de 2017 tras la marcha de Manuel González Bauza. Forma parte del equipo de Gobierno con Por Cádiz Sí Se Puede. No tiene vinculación con la política a nivel familiar y es un amante del deporte. Asegura que mientras que por las mañanas coge el autobús para moverse por Cádiz, por las tardes hace uso de la bicicleta. Antes de llegar a la política trabaja en la empresa privada, concretamente en Decathlon donde estuvo once años. Practica el atletismo, que ahora está intentando recuperar después de unos años de parón. Hace algunas semanas corría la carrera popular de San Carlos, lo que le trajo muy buenos recuerdos porque es la primera que corrió tras salir del colegio, hacía 20 años. Ha sido campeón de Andalucía de 3.000 metros en 2010, con 25 años y forma parte del Club Olimpo.
Su incorporación al Ayuntamiento fue sobre la marcha, “casi de un día para otro”. Destacó en su conversación con Viva Cádiz lo importante que es en el trabajo “aunar las experiencias, las potencialidades, las virtudes de cada miembro del equipo para que el resultado sea mejor. El área de Medio Ambiente donde estaba Lolo Bauza, tiene su parte técnica, pero detrás también hay servicios y personal y mucho trabajo en materia laboral, donde yo podía aportar más”.
¿Cuál es su vinculación a la política?
—Ante todo me inicio en el espacio reivindicativo, con momentos de movilización. En mi caso fue cuando las grandes reformas laborales cuando me identifico con los movimientos y la participación activa. Después, viene una segunda etapa donde eres consciente de que hay que funcionar de manera organizada. Por ejemplo, por las pensiones. Tienes que articular para hacer resistencia o promover cambio y eso solo se consigue organizándose. Haría falta que se arrimara más gente a las organizaciones, que están detrás de todas las movilizaciones y buscan alcanzar los objetivos que se promueven. Fue a partir de ahí cuando paso a formar parte de las organizaciones y me arrimo a Podemos.
¿Cómo fue ese ciclo?
—Hubo un factor importante, a finales de 2013 y principios de 2014, es cuando se configura Podemos y me intereso por una línea política que era distinta a lo que teníamos. Y eso es algo que le ocurrió a otra gente.
Sobre el 13 de junio, ¿qué recuerdos le trae?
—Estaba abajo con la gente, y aunque iba en la lista y era parte de un proyecto donde llevaba más de un año vinculado, el 13 de junio fue el día que cambia la Alcaldía y es el día de la gran satisfacción porque se estaban viendo las posibilidades que se abrían para la ciudad desde ese momento.
¿Qué pensaba de toda esa gente que estaba en la plaza?
—Que tenía una ilusión muy grande porque hubiera un nuevo rumbo en la ciudad.
Llega el momento de tomar posesión, en enero de 2017, ¿qué sensaciones le produjo?
—Yo ya tenía una vinculación institucional porque desde un año antes ya estaba en la presidencia de Cádiz 2000, con el Palacio de Congresos, pero el cambio es grande porque pasas de estar en una herramienta municipal a ser un responsable de un área bastante grande del Ayuntamiento.
Cuando echa la vista atrás, tras los dos años de gestión, ¿cambiaría en algo? ¿empezaría de otra manera? ¿se siente satisfecho?
—Llegar por un cambio no es algo elegible, es algo que te viene y es por lo que es. Tengo una sensación de satisfacción en estos dos años a pesar de las muchísimas limitaciones de los ayuntamientos, con un exceso de burocracia, así como que había inercias muy grandes normales de haber funcionado con un mismo gobierno durante muchos años. Es física pura, cuando inicias un movimiento la fuerza es mucho mayor que cuando está en marcha el objeto. Es normal que haya un primer periodo donde también se requiere una parte de aprendizaje y también hemos tenido experiencias muy buenas.
Es difícil cerrar círculos completos –inicio, desarrollo, terminar y contar los proyectos- pero en Aguas de Cádiz lo hemos conseguido. En 2016 se puso sobre la mesa el planteamiento de dónde estaba la empresa, o los movimientos dentro de la empresa en cuanto al personal; en 2017 se centraron en la planificación y el trabajo de estudio, del que surgió el plan estratégico que se presentó a principios de 2018.
Toda esta labor previa te hace ver qué había, dónde estaba, donde está y hacia donde va y va de la mano de un plan director de infraestructuras, que ha permitido la planificación, algo que es fundamental. No se deja ninguna línea política en el aire, hemos avanzado en lo social con el bono del agua (suministro mínimo vital), se proyectó de forma participada y es una realidad. Planteamos como pilares la transparencia, la participación ciudadana, la rendición de cuentas bajo la premisa indiscutible de que el agua es un derecho humano. Las mesas participativas con colectivos han funcionado bien desde el principio y eso ha hecho que seas ejemplar desde el principio. Y te lleva a la obligación desde el inicio de ser transparente porque tienes que mostrar los resultados de lo que has participado.
Para mí, el balance es de satisfacción alta porque si vuelve a haber un proceso participativo, se confiará en que esa participación es real. También en lo medioambiental hay que destacar la reutilización del agua, el acceso al agua potable en la vía pública con las fuentes, el cuidado del patrimonio con los Niños del Paraguas para una restauración integral y la elaboración de una ficha que no tenía.
El objetivo es que la gente sepa qué hace Aguas de Cádiz cuando antes no había una dinámica de contar lo que se hacía. No se puede hablar con conocimiento si no te muestras transparente.
¿Consideró en algún momento que Medio ambiente era un caramelo envenenado?
—Medio Ambiente tiene bajo mi punto de vista una gestión inmensa y unas posibilidades de desarrollo de iniciativas políticas muy grandes. Algunas han sido inexploradas y otras se desarrollan en el trabajo de gestión. Envenenado no, pero había mucho que trabajar ahí dentro. Que la política medioambiental venga plasmada en las acciones, en los servicios y en las nuevas iniciativas ciudadanas que se ponen sobre la mesa. Por ejemplo, el Consejo local de Medio Ambiente y Movilidad se trata de una nueva herramienta más abierta y participada que crea un vínculo con la institución que no existía. Queremos que de forma organizada los colectivos se sientan parte de la gestión política del Ayuntamiento. Se constituyó hace un mes y en breve tendremos la primera mesa. Hemos visto que hay formas de trabajar que llevan al éxito. Parques y Jardines ha entrado en una dinámica que alumbra un buen futuro. Con un pliego nuevo se está viendo la luz de algo que estaba bajo unas reglas ya anticuadas y que no respondían a las necesidades de la ciudad.
¿Cómo le sentó el ataque de la oposición en la municipalización?
—Dentro de un contexto que está excesivamente judicializado, tanto en Cádiz como fuera, la necesaria discusión política que sigue necesitando desarrollarse se traslada a los juzgados en causas contra el equipo de Gobierno, que caen constantemente. Esta situación lo que hace es entorpecer la gestión diaria. En el caso de Cádiz 2000, en un procedimiento que varias instancias nos han dado la razón de que está bien ejecutado, hay una fracción personal. Una denuncia en el Tribunal de Cuentas no es ninguna broma, no es ningún procedimiento donde puedas plantear si hay dudas sobre la ejecución, es algo personal. Ahí sabíamos que el procedimiento estaba bien hecho, pero ahí lo que se busca es un daño personal, algo que me parece bastante grave porque se pone en riesgo el patrimonio personal de quien se denuncia.
Me llamó la atención la actitud de los grupos, que no iba encaminada al esclarecimiento de un procedimiento, sino que vaya al TC directamente. Siempre he tenido la tranquilidad de que todo estaba bien, pero qué necesidad había de hacer eso. Nosotros no venimos a hacer eso con la oposición. Ahí queda retratado el que lo hace.
Mientras tanto, en lo procedimental cuando se siembran dudas, detrás hay trabajadores a los que se les genera una incertidumbre. Lanzar dudas sobre el procedimiento que afecta a la plantilla, me preocupaba. Me molestaba que se tomara con ligereza y se sembraran dudas sobre la estabilidad del empleo.
¿Qué planes tiene para la próxima legislatura?
—Ahora tenemos una oportunidad que no teníamos la otra vez. Al haber formado parte de la Corporación, hay un mayor conocimiento del funcionamiento del Ayuntamiento y tenemos la posibilidad de plantear la organización y el funcionamiento para un nuevo mandato. Ahora son muy importantes los balances y aportar las necesidades detectadas para que los equipos futuros vayan a mejor. Hará que se vean claras las necesidades y el orden de prioridades dentro de un equipo. Entorno a eso es interesante montar los equipos humanos.
¿Cómo ve el ambiente en la calle? ¿Cree que van a ganar?
—Creo que aunque haya un clima de mucha disputa política, que en cierto modo es bueno, se ha hablado mucho de lo que se vive aquí dentro. Hay un repunte del interés, independientemente de que sean a favor o en contra, el estar ahí y hacer esfuerzos va a ser valorado positivamente por la ciudadanía. Hay cosas que se van a valorar cuando llegue el momento de votar. Ha habido dificultades burocráticas y el hecho de gobernar en minoría o que haya habido partidos que han estado más en el intento de derribo que en su propuesta de proyectos… Eso les pasará factura. Nosotros hemos ejecutado tareas, en otras acciones no hemos llegado a tanto, pero se nos ve venir y eso quiere decir que nuestro proyecto está claro.