Araceli es una apasionada del fútbol. Comenzó a jugar a su deporte favorido a los diez años y “solo éramos dos chicas en toda la categoría”. Con el paso de los años, cuando tenía dieciséis, y tras realizar un curso en la federación, pasar un examen teórico y realizar una prueba física, empezó a arbitrar, y a día de hoy puede dirigir encuentros hasta la categoría de Primera Andaluza.
Hoy, en el Día Internacional de la Mujer, nos cuenta su experiencia en los seis años que lleva dirigiendo partidos y nos relata algunas experiencias que ha vivido como árbitra.
Pregunta. ¿Cuál es la proporción de árbitros y árbitras en la provincia?
Respuesta. Es complicado dar un porcentaje de mujeres árbitras ya que hay una delegación provincial que está dividida en subdelegaciones. Por ejemplo en Cádiz capital solo somos cuatro árbitras y en Algeciras solo hay una. Es difícil dar un porcentaje.
P. ¿A qué crees que se debe el escaso número de árbitras?
R. A las mujeres que les gusta el fútbol se dedican a jugar y no tanto a arbitrar. Además vivimos en una sociedad a la que a las niñas se nos ha distanciado de deportes como el fútbol. Hay hombres que sin jugar a fútbol se han dedicado al arbitraje, en cambio es muy difícil ver a una mujer que arbitre si no ha jugado nunca. Cada vez hay más, cuando yo empecé a jugar, en mi categoría solo éramos dos mujeres y el resto era hombres.
También está el problema de que muchas mujeres no han crecido viendo fútbol, entonces muchas veces no entienden reglas como el fuera de juego. Sin embargo, un niño que desde los 3-4 años ha jugado al fútbol, se conoce todas las reglas.
P. ¿Te has sentido alguna vez discriminada a la hora de arbitrar por ser mujer?
R. En todos los años que llevo arbitrando, tanto con mis compañeros, como con los altos cargos, los que ponen los partidos, a todos nos han tratado por igual, no distinguen por sexo. Siempre me han ayudado en lo que han podido. Nadie me ha discriminado ni he visto ni conozco que hayan discriminado a mujeres árbitras. No me ponen partidos más fáciles por ser mujer. A mí me han puesto a enseñar a hombres cuando han comenzado a arbitrar, así que no siento que haya ningún tipo de discriminación.
P. ¿Y con los jugadores?
R. Por ejemplo, una vez fui al Puerto de Santa María, y al haber tan pocas mujeres, al 99% arbitro siempre con dos hombres, aunque obviamente es algo que no me importa. Cuando llegamos al vestuario, y como no me conozcan, siempre les dan las fichas los delegados a los hombres, aunque sean linieres y yo sea el árbitro principal. No te ven como la máxima autoridad, te ven como asistentes. Tratan a tus compañeros de árbitros y a nosotras de linier, y espero que vaya cambiando la mentalidad en ese aspecto.
P. ¿Cómo es la relación con la grada?
R. Fui a una pedanía de Jerez de la Frontera e iba como linier. La gente que estaba detrás de mí en la grada estaba bebiendo y fumando porros. Uno de los hombres se montó la película de lo que iba a hacer conmigo por la noche, primero comenzó a piropearme, que tenía un buen culo y que era muy guapa. Comenzó a invitarme a una discoteca, que me iba a invitar a cubatas y me iba a tratar como una reina, y por último me dijo todo lo que me quería hacer en su casa, pero no voy a entrar en detalles.
P. Tiene que ser difícil soportar ese tipo de situaciones
R. Tengo compañeras que han dejado de arbitrar porque no pueden soportar la presión. Es algo a lo que tienes que acostumbrarte, eso es lo más triste. Un tío mío ha tenido que dejar de venir a verme arbitrar por lo que me dicen.
P. ¿Ha sido esa tu peor experiencia?
P. Para nada. De chica recuerdo un partido, en mi primer año, llevaba ya unos seis meses arbitrando. De repente, pité una falta y al levantar la cabeza vi a un hombre que había invadido el campo y comenzó a chillarme, diciéndome que debía expulsar a un niño porque le había hecho una falta a su hijo. Quedaría como un minuto para el final y el delegado no hizo nada para evitar esa situación.
Lo peor fue al llegar al vestuario y encontrarme a una madre que me estaba esperando y empezó a decirme “hija de puta”.
P. ¿Qué se hace en ese tipo de situaciones?
R. Me metí en el vestuario y empecé a llorar. Estaba temblando. No podía hacer otra cosa.
P. ¿Has llegado a pasar miedo arbitrando?
R. He pasado miedo, sobre todo cuando empiezas, pero hay un momento en el que inmunizas. Es una pena tener que acostumbrarte a no tener miedo a los insultos a un clima de crispación.
P. ¿Hasta el punto de tener que llamar a la policía?
R. Por supuesto. Hemos tenido que llamar a la policía porque la situación era muy complicada para nosotros.
P. Por último, ¿cómo se puede cambiar la situación actual de la mujer en el deporte y en el fútbol?
R. Yo cada vez más niñas jugando y veo más repercusión del fútbol femenino en la sociedad. Aún así, veo que no les dan el reconocimiento a las mujeres en el deporte. A los hombres en categorías inferiores se les paga antes que a las mujeres. Las entradas para el Atlético Femenino valen 10-15 € para que la gente vaya.
Yo nunca voy a ver que por una mujer se pague, o que cobren lo mismo que Cristiano Ronaldo o Messi.