Esos datos aparecen en el último informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), publicado ayer, sobre el problema en Afganistán y que, a diferencia de anteriores, no sólo se centra en estudios de producción y tráfico, sino en la adicción, el crimen y la insurgencia que generan.
Bajo el título La amenaza trasnacional del opio afgano, el informe recuerda que 15 millones de personas en todo el mundo son adictas a opiáceos, principalmente heroína, y que esta droga genera un negocio de 65.000 millones de dólares, una cifra superior al producto interior bruto (PIB) de 120 países.
La intención de este trabajo es, en palabras del director general de la Onudd, Antonio Maria Costa, hacer ver que “todos somos parte del problema de las drogas en Afganistán, por lo tanto todos debemos trabajar por su solución”.