Entre los múltiples y devastadores efectos de la pandemia del coronavirus, Cádiz se resigna a vivir un año sin su Carnaval, sin la "terapia social" que supone esta fiesta y su ácida y humorística forma de leer y entender las aristas de la vida, y sin el oxígeno económico que su celebración supone para la ciudad."No sabemos cómo va a afectar. Nadie ha podido con lo que ha podido este bichito tan chiquitito, suspender nuestro carnaval", se lamenta, en declaraciones a EFE José Luis García Cossío, "Selu", uno de los más célebres chirigoteros.
"Es un palo inconmensurable, muy difícil de superar", asegura el presidente de los hosteleros de la provincia, Antonio de María, que considera que con la suspensión de estas fiestas la ciudad perderá una buena cantidad de la "sangre" de su la economía, lo que provocará una verdadera "anemia" en la capital gaditana.
POCOS ANTECEDENTES
La suspensión del carnaval de Cádiz no tiene muchos antecedentes. Fue suspendido en 1919 debido a la llamada "gripe española" que se expandió un año antes y a los disturbios que se sucedieron ese mismo mes de febrero con la huelga general. Pero se permitieron algunos bailes de máscaras.
En 1937, con la Guerra Civil, Franco prohibió los festejos de Carnaval en todo el país.
En Cádiz la fiesta se recuperó en 1948, cuando las autoridades permitieron celebrar un festival para alegrar a la ciudad tras la tragedia ocurrida un año antes, cuando la explosión de un polvorín de la Armada causó unos 150 muertos, más de 5.000 heridos y derribó unos 2.000 edificios.
El Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) no se detuvo ni el 23 de febrero de 1981 durante el intento de golpe de Estado que sobrecogió y paralizó al país ese día.
El año pasado Cádiz acababa sus multitudinarias fiestas de Carnaval el 10 de marzo, apenas unos días antes de que se decretara el confinamiento nacional ante la evidencia de que la Covid-19 ya se había extendido por el país.
UN PARO BIOLÓGICO Y TRISTE PARA EL INGENIO GADITANO
"Selu" es uno de los más 3.000 miembros de coros, comparsas, chirigotas y cuartetos que a estas alturas del año tendrían una actividad efervescente, ultimando ensayos, tras meses de trabajo, para participar en el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) que, de no ser por la pandemia, estaría arrancando estos días en el Gran Teatro Falla, el "templo de las coplas carnavaleras".
Este concurso es la antesala del carnaval en la calle, nueve días en los que Cádiz puede vivir jornadas en las que recibe medio millón de visitantes.
Este año, ni "Selu" ni sus compañeros se han atrevido siquiera a empezar a componer. Ya sabían que el carnaval y su concurso son incompatibles con la distancia social que impone la lucha contra el coronavirus.
"Es todo muy triste. Las calles de Cádiz deberían estar ahora llenas de gentes con guitarras para arriba y para bajo. Espero que sea una anécdota para la historia", añade "Selu", con 40 años de Carnaval a sus espaldas.
Cualquiera que haya vivido el Carnaval de Cádiz se pregunta a donde irá este año el ingenio, el humor y la creatividad que cada año los gaditanos vuelcan en esta fiesta.
"Selu" cree que el Rey emérito, la presidenta de la comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el gobierno de coalición se han librado de protagonizar un buen número de coplas carnavaleras, en un año en el que más que nunca "la realidad ha superado a la ficción".
El "paro biológico", como lo llama Selu, que la pandemia ha impuesto en los carnavaleros dará sin duda sus frutos.
Él, que fuera del Carnaval de Cádiz puede tener al año una media de cien actuaciones, este año apenas ha tenido cinco. "Ha sido un año desastroso. Si los grandes de la música han tenido problemas imagínate nosotros que estamos a la cola".
Como "no hay mal que por bien no venga", Selu ha aprovechado este tiempo para sacar adelante un proyecto que tenía en mente desde hacía años: un musical en el que interactuarán todos los personajes que han protagonizado sus chirigotas y estrenará en los próximos meses y llevará de gira por teatros.
Otros aclamados carnavaleros, como el autor de comparsas Jesús Buenvenido, ha optado también por sacar adelante un proyecto alternativo que mezcla el carnaval con otros géneros, el espectáculo "El balsero", en formato para pequeñas salas.
También los hay, como David Márquez, de la comparsa "Los Carapapa", que ha decidido quitarse la espinita a través del escenario virtual de las redes sociales.
Allí ha lanzado ya un pasodoble en una sucesión de twitter que permite seguir el proceso creativo y musical y dar los primeros acordes para despertar al gusanillo del tres por cuatro.
"¿Qué hago ahora con las coplas que le guardaba a mi tacita/ que hago ahora con estas notas, con estas ganas y esta espinita?, dice en esta copla que recuerda que "en la lucha contra el bicho vamos a ver quien puede más" y aventura que "pronto soñaremos con la noche del estreno".
"Cuando llegue ese día, cuando vuelva la alegría, sé que nos encontraremos, brindaremos por la vida y por este maldito veneno", reza ese pasodoble.
LA "LOCOMOTORA" DE LA ECONOMÍA DE CÁDIZ
El daño económico a una de las ciudades con más paro de España es difícil de cuantificar, aunque algún estudio indicó que su impacto llegaba a los 20 millones de euros, un verdadero "alivio" para esta ciudad a la que las crisis le caen sobre otras crisis.
"Si un sábado de Carnaval llegan a Cádiz 400.000 personas y cada una de ellas gasta veinte euros...", calcula Antonio de María, que asegura que esta fiesta, cada vez con más adeptos fuera de la ciudad, es una "locomotora" para su economía.
En carnaval la ocupación hotelera, que supera el 90 por ciento los fines de semana, llega a todas las ciudades de alrededor, incluida Jerez de la Frontera.
El parón afecta a un sinfín de actividades, como a los artesanos.
Pilar Arjona, secretaria de la asociación de artesanos del carnaval de Cádiz, es la más veterana maquilladora del COAC. Cada año maquilla a entre 20 y 30 agrupaciones (los coros pueden tener hasta 45 miembros).
"Yo en vísperas de carnavales puedo contratar a alrededor de 30 chicas. Son puestos que este año se pierden. Estamos luchando para encontrar alternativas, porque si no nos morimos de la covid, nos vamos a morir de hambre", se lamenta.
"Aquí estamos todo el mundo de capa caída, el carnaval es un chute de sonrisas, de emociones, de alegrías, que nos animan a tirar para adelante", dice.
Como ella hay una treintena de artesanos autónomos que cosen disfraces, realizan atrezos y acompañan a las agrupaciones.
LA MEJOR CELEBRACIÓN DEL FINAL DE LA PANDEMIA, UN CARNAVAL
Artistas, artesanos y hosteleros ya sueñan con que la pandemia se acabe. "La mejor celebración será un buen carnaval", dice Pilar Arjona. "Ninguna forma mejor de festejarlo que explotar en la calle disfrutando de un carnaval, con una quema de mascarillas", propone "Selu".
"De las dificultades se sacan aprendizajes. Estoy seguro que el carnaval del año que viene lo vamos a paladear como nunca, apunta el presidente de los hosteleros.