En este 26 de junio, Día Internacional contra el Trafico Ilícito de Drogas, la concejalía de Asuntos Sociales quiere llamar la atención sobre la necesidad del trabajo que se viene realizando en el Centro de Encuentro y Acogida (CEA) con personas drogodependientes en exclusión social, con dificultades graves en casi todos los ámbitos de su vida (alimentación, salud, higiene, desarraigo familiar y social, etc.). Para estas personas, lo imprescindible es comenzar una intervención precisamente sobre estos aspectos básicos, no condicionándola al abandono del consumo, con el objetivo final de que se incorporen a un programa de tratamiento.
Según la concejala de Asuntos Sociales, Aurora Camacho, “no podemos olvidar que la drogodependencia no es un vicio, sino una enfermedad compleja pero tratable, que requiere una atención integral desde el punto de vista biológico-medico, psicológico, social o educativo. De hecho son muchas las personas que consiguen salir adelante y rehacer sus vidas. En algunos casos de drogodependientes crónicos muy deteriorados, un abordaje adecuado facilita la normalización de su vida y su interrelación no problemática con la sociedad a través de programas de reducción de daños como los que se realizan en el CEA”.
El perfil de las personas que se atienden en el Centro, en cuanto a su consumo, se puede decir que son policonsumidoras. Siempre mantienen su sustancia de referencia. Así pues, es la heroína con un 41,71%, el alcohol con un 37,56% y la cocaína con un 10,88% las sustancias más consumidas.
Otro dato importante es el referente a la edad. El mayor número de acogidas son hombres mayores de 44 años (36,57%) y mujeres en la franja de edad comprendida entre los 26 y los 44 años (8,27%). Por el contrario el menor número de acogidas corresponden a la población más joven, menores de 25 años (1.12% en hombres y el 0,64% en mujeres).
Ante esta situación, Aurora Camacho defiende que hay que prestar una especial atención al trabajo con los más jóvenes realizando una prevención de las drogodependencias realista, que cuente con las experiencias y percepciones de los adolescentes, que no se limite a la ocupación del ocio y del tiempo libre sino que arrope a los menores en todos los aspectos de su vida (ámbitos de la familia, la escuela, la comunidad, etc.) y que esté dotada con los recursos necesarios para que sea efectiva.
