Siempre se habla de las secuelas físicas y psicológicas de las mujeres que han sido mamás, pero dejando a un lado la intromisión social de no ser madre, hay que pagar un peaje asumiendo un mayor riesgo a desarrollar ciertas enfermedades como son el cáncer de mama, de ovario y endometrio, así como de enfermedades del sistema vascular. Sobre todo a partir de los 35 años, entre un 1,2% y 1,7% superior al resto de la población femenina. La respuesta negativa que da el cuerpo por no haber sido madre está relacionada con la exposición constante a los estrógenos. Una vez se inician los ciclos menstruales, durante el embarazo está exposición disminuye. Otro riesgo añadido de más de un 30% es tener menopausia prematura.
A nivel psicológico tener casi o tener los 40, sin hijos, sin pareja o con pareja pero sin casarse, puede afectarnos, uniéndose a la crisis de la mediana edad. Tu cuerpo cambia de repente, ensanchando las líneas de expresión se acentúan en tu rostro, también la flaccidez: en rostro, a nivel abdominal, brazos, celulitis y piel de naranja, unido a la dificultad de perder peso. Muchas preguntas llegan a tu mente queriendo hacer cambios que en tu vida nunca te habías planteado como operarte el pecho, realizarte una abdominoplastia, ponerte brackets... Nos entran las prisas por vivir lo que no hemos hecho en diez años atrás, planteándote tener hijos, pareja, y si la tienes, convivencia aunque lleves poco tiempo.
Es muy importante trabajar tu estabilidad emocional sin necesidad de la dependencia, no tener prisa, establecer bases y objetivos, afrontar con dignidad los cambios físicos que se vienen, y más las mujeres que no han sido mamás, porque un embarazo mejora la salud de la mujer a través de una profunda regeneración a nivel bioquímico y celular.
Al contrario de lo que comúnmente se cree, el embarazo y la lactancia no consumen los huesos, sino que activan su proceso de regeneración, al aumentar las células que forman el hueso y modificar la función de la hormona que participa en la regulación de la absorción del calcio. Gracias a un reajuste de la función del sistema llamado tolerancia inmune, las mujeres que tenían antes del embarazo una enfermedad autoinmune mejoran, así como algunos tipos de alergias. Durante la gestación se reduce la actividad de las hormonas responsables del estrés y aumenta las del bienestar.
En definitiva, es una decisión muy personal y meditada. Si optas por no ser mamá, la recomendación a nivel ginecológico es que te vigiles, realizándote tus correspondientes citologías e incidiendo en el control de las mamas, endometrio y ovarios, llevar un estilo de vida saludable, además de cuidar tu salud mental. Con todo esto no quiero decir que no ser madre no sea positivo, pero sí creo que es interesante saber la otra cara, porque siempre se habla de las secuelas tras el embarazo y más aún si rozas los 40. Ahora eres tú la que decides, con la información en tu poder.