Tal vez no encuentren ninguna película memorable en la trayectoria de
Shawn Levy, pero en los últimos veinte años se ha convertido en uno de los directores de encargo más fiables de
Hollywood, sobre todo de cara a la taquilla. Debutó en 2002 con una película prefabricada a la medida de la entonces estrella adolescente Frankie Muniz,
Gordo mentiroso, a la que siguieron las comedias
Recién casados y
Doce en casa, como paso previo a su primer trabajo de gran peso, el innecesario remake de
La pantera rosa. A partir de ahí encadenó las tres entregas de
Noche en el museo, Noche loca, Los becarios, Acero puro -primera incursión en el cine de acción- y su título más personal, pero también fallido,
Ahí os quedáis.
En todas ellas permanece una constante: la del cine de corte familiar y entretenimiento. Sin embargo, su carrera incorpora en 2016 un hito televisivo que ha marcado su posterior producción cinematográfica: Stranger things. Levy no solo sigue fiel a sus pretensiones narrativas -gustar a todos y entretener-, sino que incorpora a su escritura el factor revival, cuya influencia se remonta a los grandes éxitos del cine USA de los años 80.
Toda esa confluencia de tramas y discursos son las que se dan cita ahora en su última película,
El proyecto Adam, segunda colaboración junto al actor
Ryan Reynolds tras la divertida y peculiar, pero también olvidable,
Free Guy, estrenada el pasado verano, y a la que seguirá una tercera, puesto que coincidirán en la tercera entrega de
Deadpool.
En el caso de
El proyecto Adam estamos ante un thriller de acción futurista para toda la familia cuyo desarrollo evidencia ese contagio por el cine de los 80, pero que, por otro lado, no repara en lujos, como incorporar entre sus secundarios a
Mark Ruffalo, Zoe Saldana, Jennifer Garner y
Katherine Keener. La historia, que parece propiciada por algún tipo de algoritmo -ahora lo verán- arranca en 2050, cuando ya se han inventado los viajes en el tiempo. El protagonista huye hasta nuestro presente para reencontrarse con su yo de niño y salir en busca de su prometida, que no regresó de un anterior salto en el tiempo para llevar a cabo una misión. Hay naves espaciales, acción, comedia, romance, buenos, malos, persecuciones por tierra y aire, armas futuristas, chistes inoportunos, abusones, un padre ausente.
Lo dicho, el algoritmo para dar forma a este entretenimiento kleenex, de usar y tirar, mas entretenimiento al fin.