La organización agraria Asaja Córdoba ha advertido este miércoles que "la falta de limpieza" de cauces de ríos y arroyos por parte de la administración pública, "la escrupulosidad" con la que se dan las autorizaciones para ello y "la falta de concesión" a las graveras como antaño, provocan que lluvias normales como las de estos días "hagan mirar los niveles del agua de los ríos temiendo su desbordamiento en cualquier momento" y ante ello conlleve "un peligro inminente".
Según destaca en una nota Asaja, la semana pasada se recogieron en Córdoba un total de 93,8 litros --el lunes 3.1, el martes 11.3, el miércoles 9.1, el jueves 25.2, el viernes 14.8, el sábado 20.1 y el domingo 10.2--, concretamente "no se trata de lluvias excepcionales", si bien "lo que hace que esta lluvia acapare la atención de todos es que una lluvia normal, si va acompañada de la falta de limpieza de los cauces, se convierte en una mezcla explosiva".
Al respecto, apuntan que "no hace mucho tiempo, cuando la Administración limpiaba los cauces y autorizaba a empresas para obtener las arenas de los ríos o arroyos y cuando se otorgaban de forma fluida permisos para la limpieza de dichos cauces, no nos preocupábamos de las lluvias cuando eran normales", de modo que "las lluvias caídas a lo largo de una semana como la pasada, con los cauces limpios, no plantearían ningún tipo de problema".
Por ello, el pasado verano, representantes de Asaja Córdoba instaban a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) para que permitiera el aprovechamiento de las arenas por empresas interesadas y a su vez mantener los cauces limpios.
Al respecto, para que no se vuelvan a sufrir las consecuencias de desbordamientos evitables, Asaja pide a la Confederación que mantenga los cauces limpios, pues "es a ella a quien compete la realización de todas estas actuaciones de limpieza y mantenimiento", y agilice los permisos, para que en el caso de que el propietario solicite actuar, pueda hacerlo.
De lo contrario, advierten que se asistirá "cada vez con más frecuencia a un escenario donde la lluvia y sus bondades, podrán dar a su paso al efecto destructor de riadas e inundaciones". Por otra parte, señalan que "el hecho de que en el río Guadalquivir esté solamente regulada la mitad de su cuenca, pone de manifiesto la necesidad de acometer las obras necesarias de regulación que eviten situaciones como estas, donde a la postre puedan resultar afectados no sólo bienes materiales, sino también vidas humanas".