Joana Sanz ha decidido poner tierra de por medio y, después de reencontrarse con Dani Alves en la cárcel de Brians 2 el pasado domingo y confesar que "no va a dejar solo al futbolista en el peor momento de su vida", ha abandonado Barcelona y se refugia en París, donde recupera la sonrisa acompañada por una íntima amiga.
Al margen de las críticas y ataques que ha recibido en redes sociales desde que su marido fue detenido por su presunta agresión sexual a una joven de 23 años en una discoteca de Barcelona en la madrugada del 30 de diciembre, la top model no ha dudado en compartir en Instagram, a través de varios stories, cómo están siendo sus primeras horas en la ciudad del amor.
Una escapada muy necesaria después de las que sin duda han sido las semanas más duras de su vida, ya que a la entrada en prisión del brasileño - del que por el momento no confirma ni desmiente que tenga intención de divorciarse como al parecer habría transmitido hace unos días a su entorno cercano - se une el fallecimiento de su madre, uno de los pilares de su vida, el pasado 17 de enero.
Dos durísimos golpes de los que Joana se recupera poco a poco y, dispuesta a que nada acabe con su sonrisa, se ha regalado una escapada a París que, como ella misma ha confesado, está siendo la mejor de las terapias. Arropada por una íntima amiga, la top model ha elegigo un hotel con una espectacular terraza e inmejorables vistas a la Torre Eiffel, ante la que ha posado ilusionada y con una actitud de serenidad que hace tiempo que no le veíamos.
Sin duda, un plan perfecto para huír de la presión mediática a la que está sometida desde la detención de Dani Alves, que acaba de recibir la peor de las noticias. Y es que la Fiscalía de Barcelona se ha opuesto a la libertad provisional del brasileño porque sostiene que continúa habiendo riesgo de fuga y, además, hay indicios racionales de que cometió la presunta agresión sexual de la que se le acusa.
