Dos errores han perfilado la aventura europea de Pep Guardiola desde su salida del Barcelona; la primera, irse al ataque, con una alineación puramente ofensiva, contra el Real Madrid en la vuelta de las semifinales 2013-2014; la segunda, prescindir de un pivote defensivo en la final de 2021 contra el Chelsea.
Guardiola, que nunca pasó de semifinales con los muniqueses, no pudo remedir lo ocurrido en aquella debacle en el Allianz Arena, en la que el Real Madrid, con Cristiano Ronaldo y Gareth Bale en plenitud, y sus contraataques les destrozó por 0-4, pero tiene ahora la oportunidad de resarcirse con el Manchester City de aquella noche en Do Dragao.
Después de no jugar ni con Fernandinho ni con Rodrigo Hernández de titular en Oporto, traicionando lo hecho en el resto de la temporada, a Guardiola se le empezó a acusar de "sobrepensar" en los partidos importantes y de hecho en la eliminatoria de semifinales de este año contra el Real Madrid optó por la lógica y no hizo ningún cambio respecto a lo que todo el mundo esperaba. "No os preocupéis, no va a haber nada raro", advirtió el de Sampdedor en la previa, que apunta a repetir lo mismo para este sábado. Se acabaron los experimentos para el hombre que apuntaló la figura del falso 'nueve' con Leo Messi y que ganó un Mundial de Clubes con 0-4 incluida al Santos de Neymar con una formación de 3-7-0.
Ahora Guardiola ya no rehuye las pérdidas de tiempo, como se apreció en la final de la FA Cup, con Stefan Ortega amonestado por tardar en sacar y Erling Haaland aguantando la pelota en un córner. Ahora es más pragmático, ha aprendido a defenderse y a justificar el resultado. Su equipo sigue desplegando el mejor fútbol del continente, pero ahora también sabe contenerse.
Y por fin, doce años después de su último título, Guardiola está cerca de tachar la obligación de la Champions, porque desde que el español triunfó dos veces con el Barcelona, cada año que no ha ganado esta competición se ha considerado un fracaso. Una penitencia que no se ha puesto a ningún otro entrenador en el mundo.
"Muchos clubes han destruido sus proyectos y sus ideas porque no fueron capaces de ganar esta competición. Aunque no comparto esta opinión entiendo que todo lo que hemos hecho estos años, tendrá sentido para mucha gente si ganamos este título. Si no, todo tendrá menos sentido. Es injusto, pero tenemos que aceptarlo", dijo Guardiola en una charla con la UEFA.
Guardiola ha apartado a un lado su discurso de la regularidad y de la superioridad de la liga sobre la Champions y ha abrazado la filosofía de que los grandes equipos se construyen en torno a la 'Orejona'. Se lo comunicó a sus jugadores: "Si queréis ser grandes, hay que ganar en Europa", palabras de Rodri, replicando el discurso de Guardiola.
Y lo explicó él mismo, asegurando que en la repetición y en la constancia está en la clave para triunfar.
"Tenemos que aceptar que si quieres dar un paso como club grande, tenemos que ganar en Europa. Tenemos que ganar la Champions League, es algo que no se puede evitar. Pero para mí lo más importante es estar ahí una y otra vez. Hace dos años estuvimos ahí, en la final, ahora volvemos a estar. Lo intentaremos y lo más importantes es que volveremos en unos años. Eso es lo que define a un club grande, cuando año tras años estás ahí en la Champions luchando en las rondas finales".
Mientras todos sus rivales han fallado una temporada u otra en la clasificación a la Champions, Guardiola ha acostumbrado al City a siempre estar entre los cuatro primeros, desde su llegada en 2016. De hecho, el City no falla a la máxima competición continental desde su primera entrada en 2012. Guardiola ha trasladado al ámbito continental la regularidad de la liga y ha convertido Europa, territorio de sorpresas y locuras, en una rutina.
Por eso sabe que, aún perdiendo esta final, volverá a estar en esa situación no dentro de mucho tiempo y que, aunque muchos catalogasen de fracaso caer, su temporada ya es de excelente, con la quinta Premier en seis años, su segunda FA Cup y a una victoria de convertir al City en el décimo equipo en la historia en ganar el triplete, el segundo inglés tras el Manchester United de 1999 y a él mismo en único entrenador en ganarlo con dos equipos diferentes.