El jueves llega uno de los platos fuertes de la temporada para el conjunto de Unai Emery. Regresa la competición fetiche de los sevillistas, la Europa League, donde se enfrentarán en dieciseisavos de final frente al equipo revelación de la Bundesliga, el Borussia Mönchengladbach.
Una eliminatoria, a priori, muy igualada sobre el papel, en la que el Sevilla deberá ofrecer todas sus armas para desarmar a un conjunto alemán que sabe de sobra como jugar a esto. Pero la mejor noticia a estas alturas es que en Nervión se ha instalado la calma en tiempos revueltos.
Tras varias semanas de resultados negativos y, principalmente, de sensaciones nocivas para el aficionado, los rojiblancos se dieron un festín el pasado sábado para retomar el pulso del sevillismo en las vísperas de una trascendental eliminatoria europea.
La vuelta de Reyes, el equilibrio de Banega, el olfato goleador de Bacca y la fortaleza defensiva guiaron a los de Emery a una importante victoria ante, eso sí, un muy frágil Córdoba. Pero la afición pedía a gritos un partido como el de este sábado para volver a encontrarse con los suyos tras un mes en el que se han quedado sin Copa y han caído en Mestalla, el Bernabéu y en Getafe. Así que nada mejor que una dosis de motivación a base de goles y buen juego para preparar a consciencia la cita importantísima del próximo jueves.
Reyes vuelve para quedarse
El utrerano volvió a demostrar en los 60 minutos que estuvo sobre el césped frente al Córdoba que su participación es clave en los planes de Emery. Tras una lesión que le ha mantenido fuera de los terrenos de juego un mes, el sábado Reyes sacó a relucir su mejor virtud, la tan añorada en estos partidos pasados, el pase de calidad entrelíneas. Es obvio que mientras Reyes continúe a este nivel y nadie le tosa, su inclusión en los restantes onces titulares será incuestionable. Además, este es el camino que lleva al destino de la renovación.