La Copa del Rey le ha otorgado al Betis más de una alegría en su historia y sin duda es una competición que a la entidad de Heliópolis le ha ilusionado bastante en tiempos pasados y con suficientes mimbres para poder llegar lo más lejos posible.
Sin embargo, este Betis no está para esos trotes aunque la profesionalidad de la plantilla y el cuerpo técnico siempre dicte que la renuncia previa a lograr el mejor resultado, atenta directamente contra los principios de cualquier jugador o entrenador.
Una disyuntiva que el equipo de las trece barras deberá resolver esta noche (21.00 horas) frente al Sporting de Gijón, cuya situación en la Liga, es peor que la del cuadro verdiblanco.
Sí existen ciertas voces en el consejo de administración bético que abogan por no tirar de primeras un torneo que depararía en una próxima eliminatoria, la posibilidad de verse las caras con rivales de mayor categoría y por ende, asegurar de esa forma una interesante taquilla en el Benito Villamarín dependiendo obviamente del orden del sorteo y del adversario en cuestión.
Lo que nadie desea como es lógico es ver caer con estrépito al bloque verdiblanco si se diese un marcador inhabitual con un contrincante sobre el papel, inferior al conjunto de La Palmera.
A quienes sí beneficiará este cruce en el campeonato del KO será a los menos habituales de cada fin de semana. La oportunidad de poder demostrar su valía al técnico madrileño del Betis y más aún con el mercado invernal a la vuelta de la esquina, hace que para la mayoría de los futbolistas que formarán parte de la alineación inicial ante los asturianos, sí que se trate de un partido importante.
Una tesitura que Abelardo comparte desde su prisma como entrenador del cuadro gijonés; si bien de cara el público, el mensaje ha sido muy diferente como no podía ser de otra manera.
Veremos pues si en ambos bandos se exhibe la bandera blanca desde el minuto uno o si por el contrario, el deseo de hacer un buen papel en la Copa del Rey, termina siendo lo predominante.
