El Cádiz no pudo romper la máxima que asegura que dos partidos seguidos en casa no se ganan. Se dejaron los tres puntos en Cádiz ante el Numancia, pero volaron con la visita del Oviedo.
No se puede culpar al cansancio del mal juego cadista porque, si bien es cierto que se trataba del tercer partido en una semana, los asturianos jugaron su encuentro intersemanal dos días más tarde y, además, han tenido que realizar un largo viaje.
El primer cuarto de hora, sin apenas acercamientos a las porterías, se cerró con gol visitante. Un error de marca en un saque de esquina facilitó que Héctor Verdés rematara a portería. Pero con Cifuentes lanzándose al suelo para interceptar la pelota iba a llegar otro segundo error. Antes de que el balón llegara al portero cadista apareció Toché, totalmente solo, para elevar el esférico y dejar vendida la estirada de Cifuentes.
Peor se iba a poner la cosa en el minuto 21, ya que Linares entraría como un cuchillo en mantequilla para batir de nuevo a Cifuentes y subir al marcador un 0-2 tan preocupante como sorprendente.
Pasaban los minutos y el escenario no cambiaba. Lo intentaban todo los locales, pero apenas les salía nada. El equipo de Cervera estaba obligado a hacer algo para lo que no parecía preparado: llevar el peso atacante de un partido en vez de esperar contragolpes.
Se echaba de menos en el centro del campo a Abdullah, suplente para no sobrecargar de minutos a los mismos futbolistas. En la mediapunta, Abel no funcionaba y ya hacía falta alguien de carácter mucho más creativo, más eléctrico y rápido para conectar con un hasta entonces casi inédito Ortuño. Quedaban 45 minutos por delante para mejorar el resultado, el peor parcial en lo que iba de temporada.
Con Aitor en el campo, Salvi se quedó en la caseta protagonizando un cambio que parecía cantado. El extremo sanluqueño no está nada bien en las últimas jornadas y en este partido no era una excepción. Muy perdido, no le salía nada y era el primer candidato a salir del campo. Aunque realmente no fue el primero porque Abel Gómez tampoco salió tras el descanso, dejando su lugar a Nico y pasando Álvaro García a la mediapunta.
Y antes de la hora de juego ya se la jugaría Cervera por completo. Retiraba a Brian Oliván, el lateral izquierdo, para darle minutos a Güiza. Cambio total de cara a los planes de juego, no tanto al sistema, ahora con Álvaro García en el lateral izquierdo.
Pero cuando las cosas salen mal siempre pueden salir peor. Y esta no era la mañana del Cádiz, que para una vez que hacía los tres cambios tan pronto iba a jugar casi media hora con Garrido lesionado.
El vasco sufrió un pinchazo en la parte posterior del muslo derecho y cojeaba visiblemente, apenas podía andar, pero lejos de marcharse del campo y dejar a los suyos con diez se situó en posiciones de ataque para ver si cazaba algún balón por alto.
Hasta el minuto 75 habría que esperar para gritar un “uy” a favor de los locales. Un disparo de Aitor se le escapó de las manos al meta visitante, pero Eddy llegó al rechace lento y sin atreverse a remachar de primeras intentó controlar sin éxito.
En los últimos quince minutos hubo de todo menos fútbol. Dos rojas en dos minutos dejaron a ambos equipos con diez por expulsión de Erice y Eddy Silvestre. Lo mejor que podía pasar era llegar al final cuanto antes de un esperpento en toda regla.
- Ficha Técnica -
0 - Cádiz: Cifuentes; Carpio, Aridane, Servando, Oliván (Güiza, m.57); Garrido, Silvestre, Abel (Nico, m.46); Salvi (Aitor, m.46), Álvaro y Ortuño.
2 - Oviedo: Juan Carlos; Fernández, Verdés, Óscar Gil, Peña (Christian, m.43); Erice, Torró, Rocha, Nando (Susaeta, m.71); Toché (Michu, m.66) y Linares.
Árbitro: Pulido Santana (Comité Las Palmas). Expulsó al visitante Jon Erice en el minuto 80 por propinar un codazo a un contrario, y al local Eddy Silvestre en el minuto 82 por una entrada. Además, amonestó a los oviedistas Rocha, Verdés, Christian y Fernández.
Goles: 0-1, M.15: Toché. 0-2, M.20: Linares.
Incidencias: Partido de la séptima jornada de LaLiga 1/2/3 disputado en el estadio Ramón de Carranza, que registró un lleno casi absoluto con cerca de 16.000 espectadores.