El buen Dios

Publicado: 02/02/2025
Autor

Francisco Fernández Frías

Miembro fundador de la AA.CC. Componente de la Tertulia Cultural La clave. Autor del libro La primavera ansiada y de numerosos relatos y artículos difundidos en distintos medios

Desde el campanario

Artículos de opinión con intención de no molestar. Perdón si no lo consigo

VISITAR BLOG
USA cómplice de sicarios con corbata de seda en una selva de leones sin melena con garras narcóticas
USA religiosa de alma liberadora que celebra la eucaristía con whisky y emparedados y esputa sus pecados en el confesionario acorazado de un despacho oval.

USA creyente, edificada en el interior de un rectángulo de papel verde donde el dios dólar se cobija a la sombra de una cáustica leyenda pagana.

USA misericordiosa, absolvedora de compinches autócratas, negreros inclementes de estómagos oxidados en los linderos insondables del abandono universal.

USA filántropa, suministradora de cilindros milimetrados con escape de fuego, concebidos en el útero de la crueldad eterna para destruir todo lo que no puede comprarse con el rectángulo de papel verde cada vez más depreciado.

USA cómplice de sicarios con corbata de seda en una selva de leones sin melena con garras narcóticas, dispuestos a devorar la felicidad de cualquier aspirante a una sencilla vida con estrechuras a fin de mes.

USA fingidora, incapaz de disimular sus cicatrices de insidia por mucha estatua coronada y comedias deleitosas que proyecten las fantasías de un Hollywood testigo de lo que El viento se llevó antes de su metamorfosis post secesionista.

USA malgastada en desvaríos de grandeza. Epicentro de un cosmos suntuoso en Silicon Valley, obstáculo insalvable para realizar el ficticio sueño americano.

USA país de las oportunidades, de la libertad, de la prosperidad, de la igualdad y de la democracia. Dones recibidos del genocidio indígena que desde la morada de Manitú contempla como su exterminio no fue más que el estallido de un ansia conquistadora dilatada hasta los confines de la ambición infinita.

USA Acción de Gracias. Pavo, maíz y salvia, endulzado con arándanos rojos como la sangre libre de pecado que fluye al sumidero de la demencia, vertida por brazos exterminadores de cerebros esquilados en el Olimpo del delirio imperialista.

USA todoterrenos junto al césped de una casita blanca al calor de una chimenea crepitante, donde el fuego hogareño consume el drama tercermundista de los que mal nacieron en cualquier gueto ubicado en el anverso siniestro de la opulencia.  

USA cristiana, luterana, mormona y evangelista. Oradora y predicadora. Siempre idólatra del enunciado In God we trust. Conforta confiar en algo etéreo, intangible y presunto. Habría que preguntarle a ese God, ojo que todo lo ve, que tal observarse retratado dentro de un mezquino billete sobre el vértice de una pirámide de trece escalones, como las trece barras del escudo, las trece flechas, las trece hojas de olivo, las trece estrellas y las trece frutas que lo acompañan. El trece, número maldito de los judíos: señores de la Reserva Federal; dueños del mundo. Goldman Sachs, Warburg, Lazard, Rothschild, Morgan, Rockefeller… Trece letras tiene también la leyenda Annuis Coeptis que acampa dentro del perímetro del papel verde. En la base de la pirámide se encuentra el número romano, MDCCLXXVI, notación decimal de 1776, año de la Independencia y también de la fundación de la orden de Los Illuminati, esa sociedad secreta cuyo objetivo era crear un Nuevo Orden Mundial que expandiera su presencia a todos los rincones de la tierra tratando de conducir a los hombres hacia lo que ellos consideraban un estado natural de felicidad. ¿Casualidad? Podría ser, pero bajo la cifra romana del papel verde ondea encerrada en una bandolera flameada en sus extremos la inscripción, Novus Ordo Seclorum: Nuevo Orden de los Siglos. ¿Qué orden de los Siglos? El que año a año, década a década, va estableciendo la dictadura yanqui desde el exterminio de los legítimos propietarios de sus tierras y el posterior tráfico de millones de seres humanos arrancados de sus hogares en la África esclava. Da igual. In God we trust.

 USA consumismo y despilfarro. Eminentísima inversora en maquinaria bélica utilizada para someter y amenazar pueblos enteros bajo la intimidación de su poderío.

USA invasora desacreditada, que soluciona sus crisis cíclicas inventando enemigos y guerras de invasión y exterminio para sustentar su sistema depredador y de saqueo con juicios democráticos al más viejo estilo fascista como los de Sacco y Vanzetti en los años veinte del siglo pasado.

USA divulgadora. Con sucursales de acoso y derribo en territorio judío donde la Torá prevalece sobre la Biblia. ¡Cuánta ostentación de inmoralidad! Rotativas productoras de dólares pútridos funcionando 24 horas diarias para que al supermercado de la destrucción no le falte mercancía, pero ninguno para establecer un Nuevo Orden Mundial donde prevalezcan la hermandad de los pueblos y la nulidad de la desigualdad abyecta.

Sin duda, el buen Dios no es en el que USA confía.

© Copyright 2025 Andalucía Información