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Desde la Bahía

Mitos de ayer y hoy

Lo que realmente haremos, será secreto del Consejo de ministros.

Publicado: 01/11/2021 ·
12:21
· Actualizado: 01/11/2021 · 12:48
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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Hubo un tiempo en que existían los dioses, pero no las especies mortales. Cuando a estas últimas les llego su hora, el tiempo de génesis, los dioses las modelaron mezclando tierra, fuego y cuantas materias con ellos se combinan. Los dioses mandaron a Prometeo y Epimeteo para que las revistieran todas las facultades precisas, distribuyéndolas convenientemente.

Epimeteo pidió a Prometeo hacer él esa distribución, que después si creía conveniente podría supervisar, pero congregó más facultades en los animales de tal manera que cuando Prometeo llega a inspeccionar su tarea ve a estos bien equipados, pero el ser humano está desnudo, sin calzado y sin abrigo, sin sabiduría. No hay tiempo para corregir el fallo y se tira por la calle de en medio. Prometeo entró furtivamente en el “taller” común de Hefesto y Atenea en el que practicaban juntos las artes de la sabiduría y el fuego y robó ambos, ya que sin este último era imposible que la sabiduría fuese adquirida por nadie o resultase útil. Y le ofrece como regalo, ambas cosas al hombre. Pero la sabiduría política seguía en manos de Zeus que estando muy bien protegido. Prometeo no podía llegar hasta él.

 Zeus previniendo un desenlace peor le envió a Hermes para que le entregase el verdadero conocimiento del pudor, los valores y la justicia a los hombres. Este último le preguntó como debían de distribuirse. Solo entre los hombres que gobernaban o bien intervenían en ello todos los ciudadanos. Zeus le respondió que tenían que participan todos, porque si solo lo hacen unos pocos, jamás habrá ciudades o Estado libre. De tal manera lo indicó que dijo: Todo aquel que sea incapaz de participar en Justicia y Poder, debe ser eliminado de la sociedad. El robo de Prometeo fue castigado.

Era un tiempo en que existían Gobiernos pero la especie humana común -los ciudadanos- no participaban. Cuando les llegó la hora de la participación -la democracia- los dioses gobernantes de ésta los moldearon utilizando mitos y falsedades históricas que mezclaron a su capricho y presentaron como “panacea nacional”.

El dios Zeus representado ahora por las siglas de determinados “partidos”, mandaron a representantes hasta entonces exiliados para adoctrinar a estos ciudadanos y distribuir de la manera más amplia, difusa y conveniente los ideales que venían a darle el bienestar y la libertad que decían le había sido secuestrada.

Se dieron todas las facultades a los mediocres, quedando el resto de los individuos “desnudos de pierna y pie”. La ignorancia hace dioses, la sabiduría a Dios.  El mito de Prometeo y Pandora que habla de los males que sobrevienen a hombres y mujeres, cuando quieren ser dioses, no llegaba a afectarles

Pero el siglo XXI trae el resurgir de la Mitología, el nuevo mito de Prometeo. El dios Zeus, las siglas del Partido, ve cómo el cumplimiento de la distribución del bienestar y el avance del progreso no es posible y decide encargar de ello al recien estrenado Prometeo actual, a pesar de que le estuvo negado acceder a la sede de la Institución política, con la finalidad de que venga a arreglar la algarabía existente. Vista la situación de las tendencias actuales que impedía formar un gobierno en mayoría, se tira por la calle de en medio y se entra en dos talleres cerrados a la comunicación, de otras siglas - semejantes a los de Hefesto y Atenea - y les ofrece lo sustraído a las demás comunidades, para que se avengan a dar su fidelidad de voto y su apoyo, para seguir siendo un mito y el regidor de la nación. Conseguido se erige en dios y las siglas de su Partido quedan ensombrecidas ante su personalismo.

Se preguntó al novísimo Zeus cómo hacer la distribución del bienestar, la justicia, la riqueza, la economía, la cultura o el poder. Lo hacemos como se hacía en tiempos previos, con un solo hombre y los por él designados, decidiéndo lo que hay y cómo distribuirlo o bien con participación de todos los ciudadanos, sin excepción. Salomónicamente este les dijo: Hacedlo que parezca que utilizamos esta última fórmula, que para eso sois excelentes políticos. Lo que realmente haremos, será secreto del Consejo de ministros.

Y se hicieron algunos slogans en donde había frases como: Todo aquel que sea incapaz de participar en Justicia, poder y demás valores del Estado será eliminado del conjunto de la sociedad, al par que por el ascensor del edificio bajaban hacia el sótano para dirigirlos al BOE los decretos/leyes y las decisiones impositivas y recaudatorias que le permitieran mantener la buena relación con los disidentes de siempre.

El poder precisa del oro para mantenerse. Un líder sin moneda es una hoja seca en tiempo de levante. Sólo el voto unificado y reunido de los ciudadanos puede conseguir el cambio y la reposición de los valores y aptitudes que no debieron perderse. Y sólo puede hacerlo una sociedad civil instruida, decidida y justa.

 

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