El Racing Portuense consiguió este domingo estrenarse en el presente campeonato. A la tercera fue la vencida. Las dudas, si es que habían existido en el entorno, se difuminaron de un plumazo. Desde el primer minuto, los racinguistas empezaron a marcar el guión preestablecido de lo que debía significar la primera victoria.

Desde el banquillo se pidió un cambio de actitud. Lo expuesto en los dos partidos anteriores no bastaron para sacar nada positivo. Había que cambiar de mentalidad y afrontar los encuentros con pleno convencimiento de que se podía dar más de sí. Se cambió y la apuesta fue firme, valiente y funcional.

Para empezar, Manzano y Expósito se quedaron en el banquillo. Se apostó con la entrada de Pedrito y Silveira. El primero, el canterano, se marcó un partidazo. Fue el mejor. Su velocidad, su desparpajo y sus ganas de participar lo encumbraron. Acabó extasiado, el derroche durante los 90 minutos fue más que evidente.

El talaverano, recién incorporado y sin estar al 100% físicamente, aportó consistencia en la zona defensiva. El comienzo del choque pudo marcar el sino del encuentro. Una internada por la derecha de Juanmi fue arrebatada por el portero visitante Goito, que tuvo que emplearse a fondo para neutralizar un gol que ya se cantaba en la grada.

Fue el primer aviso. Eso fue en el 4’. Diez más tarde, Pedrito pone a prueba otra vez al cancerbero campogibraltareño. La suerte se mostraba esquiva. El San Roque tocaba con criterio pero con un falso dominio sin llegar a inquietar a Ismael.

El susto vino, precisamente, de un desajuste defensivo que a punto estuvo de costar un disgusto. Carlos, tras una falta botada por la banda derecha, cabeceó lo justo para que el portero portuense Ismael blocara en un balón que se encontró. Ésa fue la ocasión más clara, fruto de un error.

La visita a vestuario y tras un primer tiempo entretenido, la fluidez del juego decayó. Ya no hubo tanta facilidad para controlar ni para triangular en un centro del campo que empezó a estar incómodo.

Destacar una jugada individual del puertorrealeño Juanmi, que dentro del área y tras regatear a varios jugadores, demostró otra vez su facilidad para deshacerse de los rivales.

A falta de juego, Raúl López, de las pocas veces que se fue al ataque, las jugadas individuales llevaron otra vez el peligro. En un centro por la banda izquierda cedió a Pedrito para que éste lanzara fuera a la izquierda del portal.

El dominio, el juego y las ocasiones eran racinguistas. El San Roque, sin mordiente, dominó en algunas fases de manera indolente. Las oportunidades erradas envalentonaron a un Racing que empezó a poner más intensidad y a crecer con los minutos. Después de disfrutar de varias llegadas, unas manos inocentes del veterano Jhony decantaron por abrir, al fin, el marcador de forma justa.

Benítez cogió el balón decidido y se encargó de marcar llevando el júbilo a una grada, que empezó a suspirar ante un marcador inmóvil.

Con el 1-0, el Racing se animó, creyó más aún en lo que hacía y empezó a desmelenarse y apretar el acelerador. La guinda llegó minutos más tarde, cuando Pedrito, en otra cabalgada por la banda izquierda, puso en bandeja para que Juanmi, esta vez sí, se resarciera de las anteriores y pusiera un 2-0 en el marcador. Un centro medido y un medio gol que tuvo que llegar mucho antes.

Los cambios de Rober y Manzano dieron frescura a un equipo que creció con los minutos en un partido redondo.

FICHA TÉCNICA:

RC Portuense: Ismael; Capi, Raúl López, Galiano, Bajic, Benítez (Expósito, 82’), Alberto (Manzano 67’), Silvieira, Juanmi, Pedrito y Natera (Rober, 67’).

CD San Roque: Goito; Pinchi, Carlos, Johny (Pané 74’), Reyes, Manuel (Canito, 58’), Ismael, Nacho, Hoyos, Jesús y Kiko (Javi, 58’).

Goles:

1-0 m. 71: Benítez, de penalti.

2-0 m. 78: Juanmi, tras centro por la izquierda de Pedrito.

Árbitro: De los Santos Mellado (sevillano). Mostró cartulina amarilla al portuense Capi. Por parte sanroqueña la vieron Jhony y Canito.

Incidencias: Partido correspondiente a la jornada tercera de Liga del Grupo X de Tercera División y disputado en el José del Cuvillo ante unos 500 espectadores.