“Hay que esperar a que el tiempo remonte, que sea distinto y podamos retomar en los campamentos proyectos, pero a corto plazo la realidad es que se recrudece por momentos y esto se refleja en que la dotación económica ha bajado un 70% y ese 30% no lo recibimos puntualmente”. Así se ha referido el presidente de Amal Esperanza, Jesús Espinar, en relación a la situación por la que está atravesando en los últimos tiempos la organización portuense. Un hecho que, a pesar de que los signos de solidaridad son cada vez más claros entre la sociedad, lo cierto es que tiende a revertir en lo local. “El hambre no tiene ni nombre ni apellidos y la verdad es que estamos viendo que solicitamos alimentos para la Caravana por la paz, y cada vez nos repiten más aquello de que se han destinado a Cáritas. Es bueno que seamos solidarios, pero también hay que ser conscientes de otras realidades y lo cierto es que nosotros llevamos en los campamentos 20 años y allí el hambre lleva instalado 37”, ha puntualizado Espinar.
Y es que, si a nivel local la crisis se vive de manera importante, en el Sahara no hace más que crecer. “Si aquí ya es devastador, hay que pensar como se vive allí”, reflexiona Espinar.
No obstante, y a pesar de los escasos recursos con los que se cuenta, desde Amal Esperanza continúan con sus proyectos. “Seguimos trabajando con niños con discapacidad que se trabaja también en El Puerto con Afanas, la asistencia a personas mayores, trabajamos con la mujer a través de una cooperativa de costura y confección y repostería, así como en la construcción y mantenimiento de un huerto, con dos invernaderos y una parte de explotación agraria para abastecer a hospitales y centros escolares”, cuenta Jesús Espinar. A esto hay que sumar que, últimamente, se está dotando a las familias para la creación de huertos para el autoconsumo, para que tengan una fuente más de alimentación.
Llegar a las aulas
Tratar el tema de la solidaridad. Éste es el principal objetivo de unas charlas que está llevando a cabo la organización Amal-Esperanza y que se recogen dentro de la Oferta Educativa Municipal. La actividad, que va destinada a alumnos de 5º y 6º de Primaria y 1º y 2º de ESO, pretende acercar y fomentar la solidaridad entre los más jóvenes y, además, desde el trabajo que se desarrolla en la asociación. “A través de una proyección, unos niños de edades similares a los que la están viendo explican las condiciones de vida de los campos de refugiados, su vida diaria, sus juegos y mediante cuentos y poesía saharaui se introduce la tradición de este pueblo”, cuenta Jesús Espinar, presidente de Amal-Esperanza.
Entre las principales cuestiones que suscita entre los alumnos portuenses, se encuentran los hábitos alimenticios o de descanso, así como otras cuestiones higiénicas o el hecho de que no dispongan de carreteras, juguetes o vivan en un medio hostil.