El pintor portuense José Fernández Villegas muestra una parte de sus trabajos de los últimos quince años en una de las salas del Monasterio de La Victoria hasta el día 12 en horario de 10:00 horas a 13:00 horas, incluidas las jornadas del sábado 6, domingo 7 y lunes 8. También permanecerá abierta en horario de 20:00 a 22:00 horas este sábado y domingo.
¿Desde cuándo se dedica a la pintura?
-Pinto desde que tengo uso de razón, empecé en la Academia de Bellas Artes con Luis Ortega y Manuel Rubí de Celis me daba clases por la tarde en mi casa. Hasta el día de hoy no he dejado de pintar, de hecho mi oficio fue dibujante de artes gráficas en la fábrica de cartones hasta que desapareció, luego trabaje para otras imprentas de la ciudad hasta que conseguí mi plaza de funcionario de Diputación.
¿Desde cuándo le atrae la pintura religiosa?
-Desde que conocí al padre D. Julio Juez Ahedo, cuando fundó el complejo parroquial de Nuestra Señora de la Palma, y la manera de agradecer su enseñanza fue comenzar a evangelizar a través de la pintura, hay quién trasmite la fe con la palabra yo la transmito con la pintura.
¿Qué estilo de pintura realiza aparte de la religiosa?
-A pesar de encantarme la pintura religiosa, la pintura que me ha gustado desde siempre han sido los bodegones, aunque haya gente que piense que se trata de una pintura menor; me adapto a cualquier estilo que me pidan pero soy algo comedido. Tengo algunas obras también centradas en las hermandades y cofradías de la ciudad.
¿Qué época de la pintura le gusta y con qué autores se siente identificado?
-Me gusta el barroco y me inspiro en Murillo, para mí el gran olvidado de la pintura española, ya que se conocía más por que se utilizaban sus pinturas para imprimir las tapaderas de las latas de carne de membrillo que por sus obras, además de Velázquez y Zurbarán entre otros.
¿Cómo elige el Monasterio de la Victoria para exponer sus obras? -María Antonia Martínez me ofreció varios lugares para exponer, pero ninguno me pareció apropiado, hasta que me llamó para que viese el Monasterio de la Victoria; este marco me pareció el ideal gracias a la cantidad de actividades que se realizan en él.