Arrancamos. Como está tan de moda esto de poner formas verbales a todo lo que hacemos o constituimos, yo empiezo mi artículo con un verbo vinculado al inicio del curso político, la cuenta atrás de cara a las elecciones municipales de 2015.
Arrancamos porque es cierto que en verano se hace necesario tomar unos días de vacaciones, para alejarse un poco de la gestión y disfrutar de la familia. Porque son los que te dan un empujón hacia delante para poder continuar. Por eso tras el parón lógico volvemos a la carga, volvemos a la tarea cotidiana reafirmando nuestro compromiso con la ciudadanía.
En el horizonte se vislumbran los movimientos que avisan de que la campaña electoral ha comenzado, ya sobresalen aquellos que nunca desean que los procesos electorales sean limpios y ausentes de empujones y codazos.
A estos debo recordarles la sabiduría ciudadana para elegir a los mejores. Para eso no solo hay que estar preparado y comprometido con la ciudadanía, también hay que ser claros y sinceros en el discurso político.
Hoy, desde esta tribuna, quiero reivindicar mi compromiso contra la mentira, la insidia y contra todo aquello que solo tiene como finalidad enfangar la vida política, ratificando mi compromiso por una campaña limpia y sincera con los ciudadanos/as portuenses, una campaña en la que la tolerancia y el respeto a los argumentos del otro sean los ejes del debate político.
Por eso pido a los posibles candidatos de los restantes partidos sensatez. Porque no quiero que esta carrera se convierta en la peor de las batallas. No gana el que más ruido hace, sino el que mejor estructurada lleva su forma de actuar, el más cualificado, aquel que demuestra con sus actitudes el mayor respeto ante los ojos de la ciudadanía.
Sea desde la posición que sea, porque como digo siempre, me debo a la decisión del partido al que represento, voy a seguir trabajando como hasta ahora. La calle será mi refugio, y los portuenses, mi aliento. Porque no sé hacer política de otra manera.
Llevo muchos años recorriendo los barrios de El Puerto, escuchando sus necesidades y viendo con mis propios ojos lo que hace falta en cada uno de ellos. Y lo sigo haciendo. Y lo seguiré haciendo. Porque no sé quedarme en un despacho esperando que me cuenten lo que hay fuera. Sigo queriendo verlo en primera persona.
Por tanto. Arrancamos. Pero espero que con cordura y cabeza. Porque no hay nada peor que una sucia batalla para un fin tan limpio como es gobernar una ciudad, mi ciudad.
