El Palacio de Aranibar acogió el pasado viernes 3 de junio a las 19.00 horas la presentación del libro Vacío de contenido, del portuense Alberto Castrelo.
Un acto guiado por el también portuense Manolo Morillo, un enamorado de la cultura, totalmente dedicado a todo lo que tenga que ver con la misma, y que actuó como maestro de ceremonias de un acto intenso y que no se alargó excesivamente en el tiempo, pretendiendo en todo momento la participación del público asistente, que completó el aforo de la sala designada para tal acto.
Manolo Morillo, que asegura que en el momento en que Alberto Castrelo le solicitó que presentara su libro, estaba leyendo a Eduardo Galeano y dejó éste para tomar Vacío de contenido para empaparse del mismo, destacó algunas características similares entre la obra del uruguayo y Castrelo, pues son libros sin prólogos y amantes de dibujar relatos cortos pero con gran significado.
Morillo echó un rápido vistazo por las tres obras del portuense, siendo la primera el ensayo No soy político, soy un ciudadano que es más importante; ¡Que viene el Papa! Y Vacío de contenido, “un manuscrito de relatos cortos que es todo lo contrario a lo que sugiere su título, que entra en las entrañas del lector”, avisa el presentador.
Relató algunos de los gustos de Castrelo, como ser amante de “los deportes extremos”, recordando su Reto Kira 2015 (del que ya prepara su edición de 2016), del que está redactando también documento escrito, con la idea de conseguir dinero para la misma causa que le llevó a recorrer el camino entre El Puerto y Gijón y vuelta en bicicleta, la lucha contra el cáncer infantil.
Significativa sin duda una de las frases de Manolo Morillo hacia Castrelo, “este tío no para”, que concentra la capacidad del joven de inmiscuirse en distintas causas y en hacer todo aquello que le apasiona.
Manolo Morillo quiso hacer una entrevista a Alberto Castrelo, ante el público, simulando a su Pensión Triana, aquella en la que se sumerge todos los jueves en la emisora Radio Puerto y además invitándole a participar en todo momento.
Así, entre otras cosas, Manolo Morillo se cuestiona de dónde le viene tanta hiperactividad, aquella que le lleva a hacer tantas cosas, en campos tan dispares. Alberto Castrelo no visualiza su vida de otra manera, no haciendo todo aquello que la gente piensa que es lo correcto, como ir a trabajar, llegar a casa y poco más. Quiere vivir la vida intensamente.
Preguntado por cuándo consideró que aquello que escribe tiene que traspasar las líneas de la intimidad y compartirlo con los lectores, asegura que una compañera de piso de su etapa laboral en Madrid le aconsejó mandar el manuscrito de No soy político, soy un ciudadano que es más importante, a las editoriales, y ahí comenzó la vorágine en la que se encuentra inmerso y que tantas satisfacciones le está reportando.
Alberto Castrelo habló, en el transcurso de este acto, de la inspiración, que “llega en cualquier momento”, en el que “hay que apuntar lo que llega, pero detrás de la inspiración hay mucho trabajo”, asegurando que, por cortos que sean los relatos que escribe, tienen un proceso para pulirlos y dejar fuera “la paja y quedarme con lo que interesa”.
Una de las características que destaca Manolo Morillo de Vacío de contenido es que “puedes leer un texto en cualquier sitio”. Por otro lado, Castrelo, preguntado por sus “ángeles de la guarda”, que él llama “ángeles intelectuales”, se decanta por “Sampedro y Galeano”.
Por otro lado, destaca que para Castrelo “escribir es una necesidad interior, como el que respira”, indicando el joven que “Galeano es mi inspiración. Era un virtuoso del texto corto”, de ahí que Vacío de contenido tiene una característica muy singular, “y es que lo abres por cualquier sitio y te dice algo”. Así, si Manolo Morillo leyera el primero de los que se encuentra al abrir el libro, titulado “El día que cerró facebook”, Alberto Castrelo destaca “El loco”, para reafirmar su pasión por Cádiz, y el último del libro, el que cierra las páginas de su obra, porque “es el que más me llena”:
“Sociedad
El problema no son los corruptos
Ni el Fondo Monetario Internacional
El problema no es la Troika
Tampoco la cuestión es del que tiene una cuenta multimillonaria en Suiza
El asunto no está en las guerras, ni en las balas que matan inocentes
No es el extremista dispuesto a todo
El problema tampoco radica en las multinacionales que explotan a niños y pobres en los países arrasados por los desarrollados
La contrariedad tampoco es que se dedique más dinero a la industria armamentística que a solucionar el hambre en el mundo
No es el banquero que estafa, el violador que viola o el hombre que mata a su mujer. Ninguno de estos problemas son los problemas reales del mundo
El verdadero problema del mundo somos usted y yo. Nosotros. Aquellos que oyen, ven y hablan pero no hacen nada. Pongámosle remedio”.
Por otro lado, el autor del libro indica, preguntado por el público, que “no hay un hilo entre los relatos”, por tanto se puede ir abriendo por las páginas al azar para ir leyendo, aunque sí contiene temas muy significativos y que corresponden con los asuntos que son de vital importancia para el portuense.
Además, destaca algo tan importante para él como la parte pictórica, y es que el libro además está compuesto por distintos dibujos, algunos de su autoría y otros no, y que forman un conjunto junto a las letras.
Para cerrar el acto, Manolo Morillo dio las gracias a Alberto Castrelo, al que quiere como a uno de sus hijos, según sus propias palabras. Castrelo se las devolvió porque “el lujo es mío por tenerte aquí”. Acto que terminara con un selfie del autor con todos los asistentes.