Aglutinar a todas las empresas municipales y hacerlas viables supuso querer tomar el mando en unos entes que muestran con total crudeza el estado en el que se encuentran todas ellas a día de hoy.
La luz y el taquífrago prometido por el entonces opositor y ahora alcalde David de la Encina, queda con el tiempo en una mera hemeroteca irónica. Ponerle freno y voltear su destino ha significado más bien todo lo contrario.
Un fracaso absoluto de gestión. Impulsa El Puerto se suma ahora al resto de empresas que toman el mismo camino que ésta. Pésimas decisiones que fueron advertidas ya el pasado enero por su gerente al propio alcalde y que, viendo su destino, no encontraron su recondución.
En quiebra técnica y en una calamitosa situación económica, resulta prácticamente imposible reconducir su situación de inviabilidad por más que sus profesionales (los trabajadores) hayan luchado con tesón y a contracorriente y sin ayuda municipal para encontrar la fórmula de reconducir el entuerto.
Nada sorprende a tenor de los últimos procederes que han descapitalizado a una sociedad otrora referente y modelo a seguir y hoy llevada al más absoluto hundimiento.
Impulsa El Puerto ha pasado en dos años (2015) de saldar con 10 millones de euros de beneficios a ser esquilmadas sus cuentas. Un dinero público que parece no tener responsabilidad y una gestión municipal que tampoco.