El curso político portuense comienza fuerte tal y como preveíamos, y donde va a ser el adelanto de un otoño-invierno altamente movido y complejo. Al tiempo. La polémica intención del Gobierno local de readmitir de nuevo al gerente de la empresa pública de Tecnología El Puerto Global ya tiene sus consecuencias en forma de demanda tras el anunció en conjunto de la oposición. Eso sí, Vox prefirió no salir en la foto y aunque votó en contra en el Consejo de Administración, la imagen también puede contar para un futuro menos comprometedor y necesario a tenor de cómo se pueda poner la situación a lo largo de los próximos meses.
Lo cierto es que un asunto personal (mero compromiso político del PP) ha pasado a lastrar a su socio (Ciudadanos), a hacer un frente común de los opositores y a desencadenar una vía judicial que a nadie va a beneficiar. Un tema turbio y gratuito a todas luces.
La medida, y tal y como recordábamos la semana anterior, vuelve a no ser bien comunicada por el Gobierno, que se equivoca en su huida hacia delante sin importar bien las consecuencias que depararán con hacer llevar todo esto a los tribunales.
Aunque viendo el lamentable espectáculo ofrecido en el primer Pleno ordinario por unos y otros, de poco hay que lamentarse y de menos hay que sorprenderse ante la baja y escasa cata moral y política para lidiar con asuntos que debieran hallar mejores enfoques e infinitas soluciones. Judicializar la política es el fracaso absoluto de quienes deben defender nuestros intereses por encima de siglas y de obligaciones partidistas.
La política local no es solo adecentar terrenos, limpiar calles o poner una bombilla, el nivel resolutivo debe ir en consonancia con la calidad política de aunar esfuerzos y no crear problemas vacíos, caros y discordia. Trabajen por El Puerto, no den vergüenza ajena.