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Lunes 11/11/2024
 

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La ayuda empieza a llegar, pero la situación sigue igual

Cargamentos de ayuda humanitaria, médicos, especialistas en rescate y periodistas comenzaron a llegar a Haití desde todo el mundo, pero el caos y la falta de organización seguían ayer reinando en Puerto Príncipe, lo que dificulta que los damnificados puedan beneficiarse de la generosidad...

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  • Un ciudadano camina entre los miles de cadáveres que se apilan en las calles de Puerto Príncipe tras el devastador terremoto. -
Cargamentos de ayuda humanitaria, médicos, especialistas en rescate y periodistas comenzaron a llegar a Haití desde todo el mundo, pero el caos y la falta de organización seguían ayer reinando en Puerto Príncipe, lo que dificulta que los damnificados puedan beneficiarse de la generosidad internacional.

Miles de personas, muchas de ellas heridas, abarrotan las calles de la capital haitiana, después de haber dormido por segunda noche consecutiva en lugares despejados, como jardines y plazas, a salvo de posibles derrumbes de las montañas de escombros en las que se han convertido numerosos edificios después de los sismos del martes.

Según dijeron a Efe fuentes de la Oficina de Asuntos Humanitarios de la Comisión Europea (ECOH, siglas en inglés), cálculos preliminares señalan que un 10% de las viviendas de Puerto Príncipe se han derrumbado o han quedado inservibles, aunque admiten que podría ser mucho más.

Un responsable de la Cruz Roja local, Víctor Jackson, se aventuró también a dar una cifra de muertos, entre 45.000 y 50.000, aún sabiendo que “nadie sabe con precisión ni está en situación de confirmar” números, informó la emisora Radio Metropole.

Jackson apuntó que los terremotos registrados el martes, el más fuerte de 7 grados Richter y con epicentro a 15 kilómetros de la capital, han dejado tres millones de personas damnificadas, incluyendo a heridos y personas sin hogar.

A falta de una cifra oficial de muertos y heridos, las autoridades, como el presidente Rene Preval o el primer ministro Jean Max Bellerive han hablado de miles, decenas de miles o incluso “cientos de miles” de víctimas.

Los cuerpos de muchos de esos muertos están aún abandonados, los más afortunados cubiertos por piadosas sábanas blancas, en las calles de Puerto Príncipe y, según la misma emisora, “algunos se están empezando a hinchar por el calor”.

Otros están en el depósito de cadáveres del Hospital General de Puerto Príncipe, apilados unos sobre otros hasta alcanzar una altura de más de un metro en los pasillos e incluso en el patio, a la vista de los enfermos que reciben los primeros auxilios al aire libre, según pudo constatar Efe.

Cubiertos con mascarillas, pañuelos o simplemente tapándose la nariz para evitar el hedor de la muerte y la basura acumulada por las calles, los haitianos deambulan por las calles e improvisan camastros y cocinas: “Cualquier cosa con tal de no volver a nuestras casas, todavía tenemos mucho miedo”, comenta Jean, de 35 años.

“Vivíamos en un quinto piso de un edificio de unos sesenta vecinos; solo recuerdo que el mundo entero se puso a temblar, caí al suelo y cuando desperté estaba en plena calle, rodeada de cascotes, pero solo tenía una herida en el brazo”, dijo a Efe Rachel, una estadounidense de 25 años con el brazo en cabestrillo.

En el aeropuerto se agolpan expatriados de todos los países, que tratan de huir antes de que llegue lo peor, como la escasez de agua y alimentos y los saqueos, según cuenta Susan Herrera, una costarricense que huye con su marido y sus dos hijos.

A ese mismo aeropuerto, donde el aterrizaje debe hacerse “a ojo” porque la torre de control sigue sin estar operativa, está llegando la ayuda humanitaria procedente de los cuatro puntos cardinales.

Sin embargo, según informó ayer CNN, el Gobierno de Haití está ya negando el permiso para aterrizar más aviones, porque no hay pistas disponibles ni fuel suficiente para repostar.

“No se ha puesto en marcha ni siquiera una célula de gestión de la crisis”, destacó la web de Radio Metropole en una suerte de pinceladas para ilustrar que el caos se ha adueñado de la ciudad.

Sin embargo, como dato positivo indica que unos 3.000 policías y cascos azules de la ONU han comenzado a despejar las principales arterias de la ciudad, a dirigir la circulación y a asegurar la seguridad en el aeropuerto, el puerto y los edificios públicos que quedan en pie.

El presidente Rene Preval y los miembros de su gabinete están en Puerto Príncipe, algunos hasta recorrieron las calles para comprobar personalmente los daños, pero no se reúnen ni toman decisiones, en parte debido a la destrucción de muchos de los edificios públicos y a que las comunicaciones no funcionan.

A los envíos internacionales por aire llegados desde España, Colombia, China, Estados Unidos, Francia, Brasil y México, entre otros países, se ha sumado también la ayuda que llega por carretera desde la República Dominicana, el otro país situado en la isla La Española, informó ayer el embajador dominicano, Rubén Silié.

La localidad fronteriza dominicana de Jimaní se ha convertido desde el miércoles en un centro de acopio en el que se coordinan las acciones de ayuda a favor de las víctimas del sismo.

Varios países y organismos internacionales anunciaron en la jornada de ayer jueves la concesión de ayuda económica para la reconstrucción, entre ellos Estados Unidos, con 100 millones de dólares, una cifra similar a la que enviarán el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Además de esta ayuda, desde Ginebra la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) anunció que 40 terminales de satélite y 60 de banda ancha han sido enviadas al país caribeño de Haití para restablecer las comunicaciones básicas, lo que sin duda será esencial para contribuir a las tareas de rescate y a la ayuda de emergencia.

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