La tensión dialéctica entre el PSOE y el PP ha ido en aumento en los últimos días en medio de la polémica por el espionaje político, con críticas y acusaciones mutuas cada vez más duras, pero pese a ello el diálogo entre los dos principales partidos sigue adelante, aunque los grandes pactos tardarán en llegar.
El espionaje político ha abierto una crisis entre el Gobierno de Pedro Sánchez y sus socios parlamentarios y de Unidas Podemos, que piden más información pública y la creación de una comisión de investigación, entre otras medidas, pero también ha recrudecido la relación del PSOE con el PP.
El cambio de tono fue evidente el miércoles, cuando hubo un cruce de reproches que comenzó con un bronco debate en el pleno del Congreso de los Diputados: la portavoz del PP, Cuca Gamarra, acusó al presidente del Gobierno de representar "la degradación absoluta de la política" y Sánchez calificó al PP como una "desgracia de derecha".
Todo a cuenta del espionaje político a líderes independentistas y miembros del Gobierno con el sistema Pegasus, un caso que ha provocado el cese de la directora del CNI, lo que para el PP deja claro que en España "gobiernan los independentistas", al entenderlo como una cesión a partidos como ERC.
Sánchez sacó a colación en su respuesta casos de corrupción del PP y aseguró que su Ejecutivo nunca actuará como hizo el del PP, "usando los fondos públicos, las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y los servicios de inteligencia para tapar hechos delictivos y perseguir a adversarios políticos".
Los reproches siguieron por parte del nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, que en un acto celebrado en Santiago de Compostela dijo que Sánchez era "una caricatura de presidente de Gobierno", "superado por los acontecimientos" y que había convertido "un problema con sus socios en una crisis de Estado".
Y poco después desde la sede del PSOE en Ferraz la vicesecretaria general socialista, Adriana Lastra, atribuyó a Feijóo la "misma irresponsabilidad y falta de sentido de Estado" de su antecesor, Pablo Casado.
Sin embargo, esta escalada en la tensión dialéctica no ha roto los puentes de diálogo entre los dos principales partidos, prácticamente inexistentes durante la etapa de Casado y que empezaron a reconstruirse con la llegada de Feijóo al liderazgo del PP.
Los contactos continúan, aunque los grandes acuerdos como la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) tardarán en llegar, en parte por la proximidad de las elecciones andaluzas del 19 de junio, según apuntan fuentes socialistas, que aseguran que en su caso siempre han estado dispuestos a negociar con el PP.
Por su parte, Feijóo ha afirmado que no rompe el diálogo con el Gobierno porque el PP pretende servir al Estado, pero ha lamentado que no se haya acordado, por ejemplo, un plan económico.
Las desavenencias y los reproches públicos tampoco han impedido al PP y al PSOE ir de la mano en determinadas votaciones, como la de la Ley de Seguridad Nacional, que este jueves superó los vetos planteados por ERC y Junts con sus enmiendas a la totalidad gracias al apoyo de los populares.
Y aunque el espionaje político está siendo un motivo de conflicto entre el PSOE y el PP, que lo usa como un argumento más para criticar la "debilidad del Gobierno", ambos partidos se alinearon en la Junta de Portavoces para rechazar junto a Vox la creación de una comisión de investigación centrada en el caso Pegasus, como habían pedido Unidas Podemos y socios parlamentarios del Gobierno como ERC.
En cambio, el PP sí apoyó junto a Cs, Vox y partidos nacionalistas e independentistas la solicitud de comparecencia de Sánchez en el pleno de la Cámara para dar cuenta del espionaje político con Pegasus.
Una de cal y otra de arena por parte del PP hacia el PSOE, que con sus críticas hacia los populares trata de desviar la atención de la crisis abierta con sus socios de Gobierno y parlamentarios por el caso Pegasus, crisis algo más calmada tras el cese de la directora del CNI.
Las elecciones de Andalucía reavivarán el enfrentamiento entre el PSOE y el PP y servirán para medir las fuerzas de ambos partidos en un territorio muy relevante por sus dimensiones y por el número de habitantes, y que hasta hace poco era uno de los grandes feudos de los socialistas.
A nivel nacional, Feijóo tendrá la posibilidad de confrontar directamente con Sánchez en el Senado el próximo mes de junio, después de que el 25 de mayo el Parlamento gallego lo designe senador autonómico.
Y aunque el nuevo líder del PP ya ha dejado caer que sería conveniente un adelanto electoral por el "caos" del Gobierno ante el espionaje político, tanto Sánchez como otros dirigentes socialistas insisten en su determinación de agotar la legislatura.