El Dolmen de Guadalperal es protagonista en el número de agosto de ‘National Geographic España’, cuyo reportaje principal es Stonehenge.
La revista dedica unas páginas al monumento megalítico que data de entre finales del V y el III milenio a.C, también llamado ‘el Stonehenge español’, que se encuentra sumergido en el embalse de Valdecañas en el río Tajo (Peraleda, Cáceres) y solamente es visible cuando el nivel de las aguas lo permite.
Este conjunto arqueológico, catalogado como Bien de Interés Cultural por el Consejo de Ministros el pasado mes de mayo, fue hallado en el transcurso de las excavaciones que realizó el sacerdote y arqueólogo alemán Hugo Obermaier entre 1925 y 1927, que lo interpretó como una estructura funeraria. Éste no podría imaginar que en 1969 su hallazgo quedaría sumergido con la construcción del embalse de Valdecañas.
No fue hasta hace tres años, en 2019, que las autoridades dieron luz verde al proyecto de investigación y en 2020, con la repentina bajada de aguas, reapareció el dolmen.
En este contexto, ‘National Geographic España’ pone en valor la riqueza y singularidad del antiguo sepulcro, mediante un recorrido por su curiosa historia, y recalca la urgencia de preservarlo.
Con la ayuda de movimientos cívicos que reclaman su protección, el Ministerio de Cultura y Deporte ha puesto en marcha un proyecto para analizar el grado de desgaste del monumento tras 50 años sumergido bajo las aguas del embalse.
El reportaje cuenta con la participación de la arqueóloga y catedrática de prehistoria
de la Universidad de Alcalá, Primitiva Bueno-Ramírez, quien asegura que la rehabilitación llega ahora.
“Extremadura fue privada de su patrimonio cultural. La decisión de inundarlo borró memorias y posibles fuentes de ingresos turísticos. Hemos de saber qué tenemos y cómo conservarlo y esperamos que la zona pueda disfrutar de un patrimonio arqueológico con información de calidad”, señala.
Asimismo, el artículo incluye algunos datos sobre las características únicas del monumento megalítico.Este está compuesto por más de 140 piedras in situ y bolas de cuarcita (que en Extremadura también llaman ‘cascotes’).
Después del intenso trabajo de prospección que ha realizado el equipo de especialistas en el entorno, han localizado la presencia de más megalitos y han identificado un menhir decorado con grabados.
La revista pone en valor el esfuerzo del equipo por realizar un inventario intensivo y destaca la importancia de conservar este enclave, patrimonio arqueológico de Extremadura, que quién sabe si estará visible por mucho tiempo.