Una compañía del ejército ugandés, efectivos de la policía y voluntarios de la Cruz Roja tuvieron que detener la búsqueda de cadáveres sepultados bajo el barro alrededor de las 20.00 horas debido a la falta de luz, señalaron portavoces policiales.
El ministro de Alerta para los desastres, Tarsis Kabwegyere, dijo a Efe que varios aludes de agua y tierra de, por lo menos, 300 metros de ancho cada uno se deslizaron a alta velocidad por las laderas de las montañas y sepultaron varias aldeas.
“Un alud de barro no es como un terremoto, que te permite buscar protección bajo una mesa u otro mueble, sino que se desliza a toda velocidad y arrastra todo”, puntualizó el ministro, que expresó dudas de que pueda rescatarse a alguien con vida en las áreas afectadas.
Cientos de sobrevivientes han caminado varios kilómetros hacia dos centros de recepción y asistencia establecidos por el gobierno en tierras altas de las localidades de Bubiita y Bukalasi, añadió el funcionario.
Una iglesia llena de feligreses fue completamente destruida por el alud, al igual que un centro médico donde muchos aldeanos habían tratado de refugiarse, puntualizó.
Una veintena de cadáveres fueron recuperados del río Manafwa, que baja de las montañas Elgon hacia el aledaño distrito de Butaleja. Los cuerpos fueron arrastrados por el río unos 26 kilómetros del área del siniestro.