La oferta de los llamados camisas rojas, que han montado en el corazón de la cosmopolita Bangkok un campamento que sintoniza con el medio rural del que proceden la mayoría de ellos, consistía en poner fin a la invasión a cambio de que el Ejecutivo disuelva el Legislativo en treinta días, y ya no de inmediato como antes exigían.
“La rechazo porque emplean la violencia e intimidación, y eso es inaceptable”, dijo el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, al ser preguntado por la oferta de los manifestantes tras seis semanas de protestas y brotes de violencia que han causado un total de 26 muertos y más de un millar de heridos en menos de un mes. Al menos 45 granadas y artefactos explosivos han estallado en Bangkok, capital tailandesa.