Para esta ocasión, las autoridades saudíes han desplegado más de 100.000 miembros de la Guardia Nacional y del Ejército en La Meca y las áreas vecinas donde se llevará a cabo la peregrinación.
El pasado día 10, el ministro saudí del Interior, príncipe Nayf bin Abdulaziz, ya advirtió de que las fuerzas de seguridad actuarían ante cualquier ataque contra los fieles durante el hach.
“Si Dios quiere, no necesitaremos la intervención de la policía, pero es conocido que nosotros no aceptaremos que se dañe la integridad y seguridad de los peregrinos, porque lo impediremos con recursos policiales”, subrayó el ministro.
Arabia Saudí ha sido escenario en el pasado de acciones terroristas perpetradas por grupos vinculados con Al Qaeda, que ha fijado en el vecino Yemen su sede regional.
Entre otras medidas, las autoridades saudíes han prohibido la entrada a los lugares donde se cumplen los ritos del hach de vehículos pequeños y solo tendrán acceso autobuses de la Empresa de Transporte de Peregrinos.
También la Defensa Civil ha anunciado la instalación de una red de cámaras de vigilancia para cubrir todos los sitios de la peregrinación y actuar ante cualquier emergencia.
Asimismo, se ha prohibido estrictamente encender fuego para evitar incendios.
Por su parte, el Ministerio de Sanidad ha dispuesto más de cincuenta hospitales de campaña.