El proyecto LifeWatch, que funcionará a pleno rendimiento en 2016, es una infraestructura que, apoyada en tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), permitirá clasificar los millones de indicadores medioambientales y sobre biodiversidad ya existentes en Europa y los que se capten a partir de ahora para que puedan ser compartidos por la comunidad científica, al mismo tiempo que impulsará la creación de otros nuevos bancos de datos.
Doñana, clave
Hasta la fecha, hasta ocho países europeos (Suecia, Grecia, Finlandia, Hungría, Rumanía, Holanda e Italia) han manifestado su interés por participar en la construcción de esta plataforma, pero ha sido España la elegida para albergar la sede principal del proyecto gracias al trabajo realizado por la Estación Biológica de Doñana, que durante el último medio siglo ha acumulado miles de datos acerca de la evolución de este espacio protegido, y que ha sido seleccionada por Life Watch como uno de los ecosistemas prioritarios para analizar los efectos del cambio climático.
Además, también ha sido determinante la apuesta de la UPO por albergar un campus de excelencia internacional sobre la biodiversidad y medioambiente.
LifeWatch ha llegado a España gracias al esfuerzo conjunto de los ministerios de Ciencia e Innovación y de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), de la Pablo de Olavide y de la Junta de Andalucía.
Garmendia financia a un grupo de universitarios hispalenses
La ministra de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, logró ayer que once estudiantes de la Universidad de Sevilla fueran los más felices del mundo al cumplir una promesa que les hizo el pasado 16 de febrero cuando les recibió en su despacho en Madrid.
La promesa: entregarles un talón con la cantidad de dinero que ellos fueran capaces de recaudar para poder participar en el concurso de biología sintética Internacional Genetially Engineered Machine (IGEM), del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en el que se han inscrito con su proyecto Arcanum y en el que llevan trabajando desde octubre del año pasado.
Gracias a aportaciones de particulares y a la página web www.lanzanos.es, el grupo de estudiantes había conseguido reunir hasta la fecha 6.872 euros, cantidad que el ministerio de Ciencia e Innovación les ha reembolsado.
“Los desplazamientos, los materiales y las investigaciones son muy caras, así que decidimos enviar mails a las empresas para que nos financiaran nuestro proyecto (una especie de calculadora de bacterias, como ellos lo llaman). Entre las mismas empresas se pasaron nuestro correo y así llegó hasta la propia ministra que nos recibió en Madrid para que le explicáramos nuestra idea”, señaló Carlos Toscano, uno de los integrantes que en noviembre viajarán a Amsterdam para competir con otros 50 equipos en la semifinal europea.
Su trabajo, Arcanum, pone sobre la mesa una serie de normas estándares de diseño biotecnológico para que otros grupos de científicos puedan desarrollar otros dispositivos biológicos complejos.