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Jueves 14/11/2024
 
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España

Fiscal mantiene su petición de 32 años y medio para el acusado de acribillar a tiros a dos hermanos

"Todo fue muy rápido", señaló el procesado, que tiene actualmente 32 años, y que se enfrenta a penas de entre 32 años y medio de cárcel

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La Fiscalía de Granada ha mantenido este jueves su petición de 32 años y medio de prisión para el hombre de 32 años e iniciales F.R.F. acusado de acribillar a tiros a dos hermanos de nacionalidad portuguesa tras una discusión en el interior de un restaurante del Parque Tecnológico de Los Ogíjares (Granada) el pasado 19 de octubre de 2009, hechos por los que le atribuye dos delitos de homicidio y uno de tenencia ilícita de armas, por no poseer licencia para la pistola que utilizó.

Según han informado a Europa Press fuentes del caso, ya ha concluido la declaración de testigos y peritos, y sólo resta que el jurado popular que valora el caso emita este viernes su veredicto de culpabilidad o no culpabilidad para que el juicio quede visto para sentencia.

Las sesiones, que tuvieron que ser suspendidas el pasado martes por la indisposición del procesado, comenzaron el pasado lunes con la declaración de éste, que, aunque reconoció haber acabado con la vida de los dos hermanos, alegó defensa propia. "Nunca habría disparado si no hubiese temido por mi vida", aseguró el inculpado, que sostuvo además que, pese a conocer que su mujer había discutido con la esposa de uno de los ahora fallecidos, no se dirigió al restaurante El Cafetal en el que éstos se encontraban con la intención de acabar con su vida sino para "almorzar", como "habitualmente" solía hacer, sobre las 14,30 horas.

"Todo fue muy rápido", señaló el procesado, que tiene actualmente 32 años, y que se enfrenta a penas de entre 32 años y medio de cárcel, que solicita la Fiscalía por dos delitos de homicidio y uno de tenencia ilícita de armas, a los 52 y medio que pide una de las dos acusaciones particulares --que también han mantenido sus conclusiones--, por dos asesinatos y la tenencia ilícita de armas. La defensa del procesado pide su absolución por haber actuado "en legítima defensa" y con la atenuante de trastorno psiquiátrico, puesto que se le diagnosticó una esquizofrenia en el año 2004.

Según explicó ante el tribunal, cuando llegó al restaurante en el que sucedieron los hechos vio a uno de los hermanos, precisamente al marido de la mujer con la que había reñido su pareja esa misma mañana, y se dirigió hacia su mesa para intentar "calmar" la situación y que las disputas no volvieran a repetirse. Sin embargo, el portugués le amenazó con matar a su mujer y ambos empezaron un forcejeo en el que también se metió el otro hermano, que había observado la escena desde la barra. Los dos hermanos, mucho más corpulentos que el acusado, según ha dicho éste, comenzaron a empujarlo y le dieron "una paliza".

En el transcurso de la pelea, F.R.F. vio cómo uno de los hermanos se levantaba el jersey para coger la pistola que tenía bajo la ropa y fue en ese momento cuando el acusado se adelantó, sacó su arma del bolso que llevaba, la cargó y disparó contra él hasta en diez ocasiones, causándole la muerte. El otro hermano, que se encontraba en un lateral, disparó entonces contra el procesado, al que alcanzó en un costado, pero recibió hasta cuatro impactos de bala que acabaron también con su vida.

F.R.F. afirmó que no pudo hacer otra cosa más que disparar para defenderse. "Ojalá hubiese podido salir corriendo", apuntó el inculpado, que además, preguntado por las razones por las que descargó casi completamente el arma semiautomática que utilizó, indicó que estaba "fuera" de sí mismo, por los "nervios" de aquel día y el "estrés" al que había estado sometido en los meses anteriores, con el nacimiento de su hija y las reformas que estaba acometiendo en su piso.

LA ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, al que ha tenido acceso Europa Press, el 19 de octubre de 2009, sobre las 13,45 horas, la compañera sentimental del procesado le contó a éste que había tenido una discusión con la mujer de un hombre, con iniciales A.T.P., con la que ya estaba enemistada, ya que ambas se habían denunciado mutuamente con anterioridad.

Quince minutos más tarde el procesado se dirigió, armado con una pistola, al restaurante en el que sabía que podía encontrar almorzando al marido de la mujer con la que su pareja había discutido y al hermano de éste, en el Parque Tecnológico de Los Ogíjares, con la intención de pedirle explicaciones por lo ocurrido.

Al entrar observó a uno de los hermanos, a A.T.P., y le dijo "que dejara en paz a su mujer", lo que derivó en una discusión en la que el inculpado le dio un puñetazo. El hermano de A.T.P., M.T.P., se encontraba también en el restaurante y, al ver lo que estaba sucediendo con su hermano, se enzarzó también en la pelea. En el forcejeo, se intercambiaron varios golpes, y los hermanos intentaron echar a empujones al procesado, que sin embargo después consiguió zafarse de ellos y marcharse del establecimiento.

Sin embargo, "y con ánimo de acabar con la vida de ambos", F.R.F. sacó de una riñonera que llevaba una pistola con la que, después de cargarla, disparó contra los dos hermanos, y no menos de diez veces contra el identificado como A.T.P. Este último, después de recibir varios disparos, también consiguió sacar un revólver y disparar al menos en una ocasión cuando se estaba cayendo hacia atrás contra el acusado, al que no alcanzó. El hombre sufrió heridas en tórax y piernas, y perforación del estómago y del ventrículo izquierdo del corazón, lo que le provocó la muerte por shock traumático-hipovolémico.

Al otro hermano F.R.F. disparó al menos en cuatro ocasiones, incluso cuando el acusado corría hacia la salida del restaurante, cuando consiguió, pese a haber caído al suelo, que una de las balas impactara en el tórax de su víctima, que también logró causar con otro arma algunas lesiones al inculpado. M.T.P. murió por el impacto de al menos cuatro proyectiles por la misma razón que su hermano.

F.R.F. se marchó rápidamente del local, pero después fue detenido por la Guardia Civil, que le intervino el arma a utilizada, que además tenía algunos de sus número identificativos modificados y para la que no tenía licencia.

Además de la pena de cárcel, el Ministerio Público pide que los procesados indemnicen con un total de 325.000 euros a los hijos y a las mujeres de los dos fallecidos.

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