El Gobierno de Rusia ha acusado este viernes a los "países occidentales" de alimentar el conflicto en Siria enviando armas a los rebeldes que se oponen al régimen de Bashar al Assad, de quien Moscú se ha erigido en principal baluarte en la escena internacional.
El viceministro de Exteriores ruso, Sergei Riabkov, ha acusado a estos países, de los que no ha dado nombres, de alentar a la oposición siria para que adopte una postura "inflexible". Además, según ha dicho, les envían armas y les aconsejan en las posiciones que deben adoptar.
"Están participando en el proceso de fomentar la crisis", ha resumido Riabkov, quien ha vuelto a salir en defensa de la postura rusa frente a la de gran parte de la comunidad internacional. Moscú vetó la semana pasada en la ONU una resolución de condena contra Damasco alegando, entre otras razones, que el texto no culpaba de la violencia también a la oposición.
Riabkov, en declaraciones desde Colombia recogidas por la agencia rusa Itar-Tass, ha advertido de que su Gobierno tomará "medidas drásticas" si algunos países siguen intentando influir en cuestiones del ámbito interno sirio a través del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
En este sentido, ha subrayado que "el Consejo no es una herramienta para la intervención en asuntos internos ni una agencia para decidir qué gobierno será el próximo en uno u otro país". "Si nuestros compañeros extranjeros no lo entienden, tendremos que utilizar medidas drásticas para devolverles a la realidad", ha añadido.
La Cámara Baja del Parlamento ruso, la Duma, aprobó este viernes un comunicado de condena a la "intervención" por parte de Occidente en "los asuntos de otros Estados" a los que, según denuncian, "imponen" decisiones. El presidente de la Comisión Exteriores de la Duma, Alexei Pushkov, ha adelantado que cada vez son más las voces que consideran que la postura del Gobierno ruso no es "suficientemente firme" para frenar estas injerencias en Siria.