Claro que, como se dice, la venganza se sirve fría, y Javier ha estado mucho tiempo esperando una ocasión como ésta, que ni soñada, para pasarle la factura a Montserrat, la cual con sus ya más que conocidas declaraciones se la sirvió en bandeja. Pero ni con estas Arenas Imedio ha conseguido rematar a la Nebrera, porque encima no se ha callado ni se ha amilanado ante Javier, ¡al cual ha llamado secretario general!, Cospedal, ¿qué es esto?, ya hasta en tu propio partido te quieren despojar de tu título nobiliario marianil.
Pero Javier, si hay que echar del PP a Nebrera, a ti y a Rajoy habría que echaros antes, porque fuisteis vosotros quienes resucitasteis a Montse, la cual estaba políticamente muerta antes del Congreso del PP catalán. Fuisteis vosotros quienes por vuestras maneras de querer imponer a vuestra candidata de consenso, es decir de consenso arenil, en Cataluña, hicisteis de esta mujer una heroína que casi os gana el congreso a la soviética en versión catalán, en el cual, además, no hubo ni una sola bandera de España y creo que tampoco un solo lema en español. Así que Javier ten un mínimo de decoro tanto ético como estético y no enarboles la bandera del andalucismo, sí, esa de tu estatuto de la realidad nacional andaluza, para intentar cobrarte una deuda pasada que tuviste bien merecida. Es más, hasta Nebrera tiene más dignidad política que tú, que ganas los congresos en tu corralito andaluz sin necesidad ni de hacerlos. Empero, no vamos a negar que las declaraciones de Nebrera estuvieron fuera de lugar, aunque creo que es más que evidente que Magdalena Álvarez está incapacitada totalmente para administrar fomento, pero no por su forma de hablar, precisamente. Siendo sinceros no es la primera ministra que le cuesta expresarse, recordad Ana Palacio. Por esto mismo, Javier, no te envuelvas en la senyera de la dignidad andaluza para saldar una vieja deuda personal, que ya se comió Ana Mato el pastel catalán que tú y Rajoy habíais cocinado. No vengas ahora encima a querer cobrar indemnización por tu intoxicación, de cuyos lodos vienen estos polvos.