El fuego arde en zonas montañosas, pero el viento puede arrastrar ascuas a las comunidades cercanas, pues las condiciones son muy secas y los vientos soplan relativamente fuertes desde el sur, detalló Kevin Monk, del departamento de Medio Ambiente.
Más de 4.000 bomberos, 1.000 de ellos llegados de otras partes del país y de otras naciones, trabajan por turnos en las labores de extinción con el apoyo de 600 vehículos y 28 helicópteros y avionetas.
Las autoridades advirtieron ayer del peligro que corren los habitantes de las poblaciones próximas a los tres frentes, como Connellys Creek, Crystal Creek, Scrubby Creek y Native Dog Creek.
Los que decidan permanecer en sus casas tendrán que apagar los rescoldos, protegerse con ropa y mantas del humo y las brasas y escuchar las emisoras de radio a través de las cuales se ofrecerán informaciones específicas sobre la situación.
Las autoridades insistieron a la población del estado de Victoria en que la situación es muy grave y la lucha será larga, en que la crisis no terminará ni esta semana ni la próxima, y que aún queda mucho para que concluya el verano austral.
En medio de la gravedad, anteanoche dos pirómanos intentaron provocar nuevos incendios, pero los cuerpos de seguridad actuaron con rapidez. La Policía informó de que busca a dos sujetos que fueron vistos en el interior de un coche en las inmediaciones de los fuegos provocados.