El arresto fue anunciado por distintas fuentes de la opositora Liga Musulmana-N (PML-N) y de la Policía citadas por las cadenas de televisión paquistaníes, pero negado tajantemente por el ministro del Interior, Rehman Malik.
Pese al desmentido de Malik, Sharif declaró: “No aceptamos estos arrestos”. “Hoy ha llegado el día de salir de esta casa, de llevar a Paquistán hacia su destino”, afirmó a la puerta de su residencia en Lahore, antes de abandonarla al frente de una comitiva que fue ganando miembros en su lento tránsito por las calles de la ciudad.
El epicentro de la protesta fue una avenida que da acceso al Tribunal Superior provincial de Punjab, en la que confluyeron miles de abogados y de simpatizantes de la PML-N y de los otros dos partidos minoritarios convocantes de la llamada “larga marcha” hacia Islamabad.
A lo largo del día, hubo esporádicos encontronazos de policías acosados a pedradas por los manifestantes, a los que contuvieron con gases lacrimógenos y piedras hasta que la avenida se vio desbordada de manifestantes.
No en vano Sharif ha escogido Lahore, la capital punyabí, para su gran puesta en escena desde que el pasado miércoles dio comienzo la “larga marcha”. Punyab, la provincia más poblada de Paquistán, es también el granero electoral de la Liga-N.
Oficialmente, la marcha reivindica la rehabilitación de los jueces expulsados a fines de 2007 por el entonces presidente, Pervez Musharraf, según un compromiso que su sucesor en el cargo, Asif Ali Zardari, asumió con Sharif.
Pero lo que realmente ha soliviantado a la PML-N fue un reciente veredicto del Supremo que inhabilitó a Sharif y su hermano, Shahbaz, para ocupar cargos públicos y expulsó a este de la jefatura del Gobierno en Punyab.
Zardari, presionado por el Ejército y por EEUU para reducir la tensión política en el país, ofreció este sábado a Sharif negociar la restauración de los jueces y, más aún, anunció que el Gobierno recurrirá ante el Supremo la inhabilitación de los dos hermanos.
Para una fuente diplomática consultada telefónicamente por Efe, no cabe duda de que la salida de la crisis ya está pactada, con la intervención de EEUU y el Ejército, pero Sharif ha de mantener su protesta “para salvar la cara”.
“Las dos partes están guardando las formas, pero todo está pactado y se está arreglando. Lo que sucede es que no se fían el uno del otro, pero en principio esto el martes se acaba”, dijo.