“Los datos del recuento que ha recibido la CEC de todos los colegios electorales no han revelado ningún fraude (...). Los casos de diferencias de votos son tan insignificantes, que no modificarán los resultados anunciados anteriormente”, dijo Ciocan, citado por la agencia rusa Itar-Tass.
Ya al día siguiente de los comicios, el 6 de abril, tras denunciar fraude en favor de los comunistas, la oposición sacó a miles de personas a las calles de Chisinau, la capital moldava, manifestaciones que el día siguiente de producirse degeneraron en violentos disturbios.
Los manifestantes, algunos de los cuales enarbolaban banderas rumanas y coreaban lemas en favor de la reunificación de Moldavia con Rumanía, saquearon las sedes de Parlamento y la Presidencia y protagonizaron choques con la policía, que se saldaron con centenares de heridos.
Ciocan adelantó que ayer mismo la CEC documentará los resultados de las actas electorales, que serán enviados al Tribunal Constitucional para su ratificación.
La decisión de repetir el escrutinio fue adoptada el domingo pasado por el Constitucional a petición del presidente moldavo y líder del PC, Vladímir Voronin, quien explicó su iniciativa con el deseo de disipar las dudas sobre la transparencia del proceso electoral.
Después de que las fuerzas de seguridad moldavas retomaran el control del centro de Chisinau, el jefe del Estado convocó a una rueda de prensa en la que acusó a Rumanía de estar detrás de los desórdenes.
Voronin declaró persona "non grata" al embajador rumano en Chisinau y ordenó la implantación de visados para los ciudadanos rumanos que quieran viajar a Moldavia.
"No aceptaremos que los rumanos sean culpabilizados por ser rumanos. No aceptaremos que Rumanía sea acusada de acciones hostiles contra la República de Moldavia", replicó desde Bucarest el presidente rumano, Traian Basescu, quien aseguró que su país no pretende reivindicar un territorio perdido en el pasado.