El Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha subrayado que la alternativa al fundamentalismo yihadista "no es la blasfemia ni el relativismo de una sociedad sin valores espirituales", sino una sociedad "abierta al verdadero sentido religioso de la vida", en la que se practique "el respeto, el encuentro y el diálogo entre todas las religiones, así como el encuentro y diálogo constructivo entre creyentes y no creyentes".
En su homilía en la Misa con motivo de la festividad de San Sebastián, celebrada en la Basílica de Santa María de la capital guipuzcoana con la presencia de autoridades, Munilla ha considerado que el término mártir "está siendo deformado, hasta llegar a ser considerado sinónimo de un fanatismo seudoreligioso que impulsa a la inmolación en atentado terrorista".
A su juicio, se trata de una "perversión" del término, ya que aquí el "mártir deja de ser víctima para pasar a ser verdugo, deja de tener el amor como motor de su vida, para cambiarlo por el odio; su mensaje final deja de ser el del perdón, y pasa a ser la venganza".
De este modo, ha lamentado que el inicio del año 2015 se ha visto "convulsionado por los atentados del terrorismo yihadista en el corazón de Europa", al tiempo que ha afirmado que, "por desgracia, parece que no terminamos de ser conscientes del drama de la vida, mientras que no acontezca en casa", y ha destacado que "arrastramos una visión miope de la historia y de la geografía, por motivo de nuestro eurocentrismo".
"Sin embargo, ¡hay vida más allá de nuestras fronteras!. El ébola existía antes de que alguien de entre nosotros se contagiase, el drama humano de los subsaharianos existía antes de que las pateras llegasen a nuestras costas, y los cristianos estaban siendo perseguidos en Oriente desde hacía mucho tiempo; antes de que nosotros nos sintiésemos amenazados en Europa", ha recalcado.
"CHOQUE DE TRENES"
Para el prelado donostiarra, lo acontecido en las semanas precedentes, deja patente "el riesgo de un choque de trenes entre un Oriente amenazado por el fundamentalismo fanático, y un Occidente amenazado por el relativismo laicista". En ese sentido, ha asegurado que las personas que viven en Europa identifican "con mucha mayor facilidad el fundamentalismo de Oriente, que el de casa".
No obstante, ha considerado que diversos signos evidencian la existencia también de ese fundamentalismo occidental y ha citado, como ejemplo, el hecho de que "se haya pretendido reivindicar el derecho a la blasfemia, como algo inherente al concepto occidental de libertad".
En su opinión, ello es "muestra de nuestra profunda crisis de relativismo, además de ser un profundo error desde el punto de vista estratégico, ante el resto del mundo". "Sería terrible tener que elegir entre una fe patológica y un laicismo blasfemo e irrespetuoso", ha añadido.
También ha criticado que, tras el atentado de París, se escuche "la acusación al hecho religioso de ser la causa de la violencia. "Quienes hacen este tipo de reflexiones antirreligiosas olvidan que en la historia de la humanidad se ha ejercido la violencia en nombre de Dios, como también se ha ejercido la violencia en nombre del ateísmo, de la libertad, de la raza, del dinero, o del deporte", ha recordado, para añadir que "todo son excusas para eludir la propia responsabilidad".
Por ello, ha incidido en que las causas esgrimidas para justificar la violencia "son una mera coartada, olvidando que el egoísmo, el materialismo, la soberbia, el deseo de poder, los celos y la envida son las verdaderas causas de la violencia".
Además, ha destacado que ese "choque de trenes" entre el fundamentalismo occidental y el oriental, se "agrava" por las políticas internacionales de los países occidentales, "que, por ignorar el hecho religioso, han cometido errores gravísimos, los cuales no han hecho sino dar alas a los fanatismos religiosos en Oriente".
"FALTAR AL RESPETO"
Munilla, en definitiva, se ha mostrado convencido de que la manera de luchar contra el yihadismo "no puede ser la burla del hecho religioso, ni la reivindicación de una libertad de expresión para faltar al respeto", y se ha referido al Papa Francisco, quien "ha tenido la valentía de decir en el contexto de su viaje a Asia, que la libertad de expresión tiene sus límites".
"Sus palabras han sido criticadas, pero, sin duda alguna, aportan una bocanada de aire fresco en medio de la confusión. La religión se pervierte cuando justifica la violencia y la libertad de expresión se corrompe cuando falta al respeto", ha subrayado.
Finalmente, el Obispo ha considerado que la figura de San Sebastián "dignifica al verdadero mártir, el que no responde al mal con la misma moneda, el que muere perdonando y el que testifica que hay valores demasiado importantes como para regatearles el precio".
Por ello, ha afirmado que la mayor aportación a la paz que pueden hacer en este momento los cristianos es comprometerse a "desterrar de nuestro interior todo odio, todo rencor, todo racismo y toda antipatía".