El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha logrado arrancar hoy al hemiciclo del Congreso unos infrecuentes momentos de absoluto y casi sepulcral silencio al emplear toda su artillería parlamentaria para rebatir a Pedro Sánchez en el debate de una moción de censura con muy serias posibilidades de prosperar.
Si los discursos del líder del PSOE, sobre todo el inicial, han estado acompañados de un constante ruido de fondo por rumores y comentarios de los diputados no socialistas, todos han seguido las palabras de Rajoy con la máxima expectación dentro de un intenso cara a cara digno de las jornadas más memorables del Parlamento.
En una situación muy delicada por el riesgo a perder la Presidencia, Rajoy se ha ganado a los inicialmente cariacontecidos diputados de su grupo, que le han aplaudido a rabiar, han reído con sus chanzas dirigidas al aspirante socialista y han apoyado sus duras palabras con términos tan poco cariñosos para Sánchez como un "traidor" proferido por una diputada del PP.
A Sánchez le han aplaudido sus 84 diputados, pero también lo han hecho los del PP cuando el dirigente del PSOE ha anunciado que en caso de alcanzar la Presidencia del Gobierno mantendrá los Presupuestos Generales del Estado, que su propio grupo rechazó en el Congreso y ahora se tramitan en el Senado.
Entre tanto, los cinco diputados del PNV, cuyo voto es decisivo para llevar a Sánchez a la Moncloa, han permanecido impertérritos durante toda la mañana, con su portavoz, Aitor Esteban, muy ocupado en escribir anotaciones en unas fichas que aparentemente podría usar esta tarde para el discurso en el que revelará el voto de su grupo.
De igual modo, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha dedicado buena parte de las cuatro horas de sesión matutina a escribir notas y utilizar su móvil, práctica preferida por buena parte de los no pertenecientes al grupo popular o al socialista, mucho más pendientes de sus teléfonos que de la tribuna de oradores.
Pocas autoridades en la tribuna de invitados, sólo el presidente del Senado, Pío García-Escudero, y el flamante presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido.
También ha estado el padre Ángel, muy sonriente cuando Rajoy ha preguntado a Sánchez si se creía Teresa de Calcuta; uno de los fundadores de Podemos, Juan Carlos García Monedero, y el secretario de Organización del partido, Pablo Echenique.
A modo de telonero, el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, ha arrancado el debate a las 9,07 de la mañana ante las muy serias caras del Gobierno y el grupo popular, al que ha respondido sin contemplaciones cuando sus diputados le interrumpían.
Sus apelaciones a la gravedad de la sentencia del caso Gürtel han sido contestadas por un Rajoy aclamado desde el minuto uno por lo suyos cuando le ha acusado de mentir por decir que la sentencia condena al PP.
Un silencio casi reverencial se ha hecho en el hemiciclo cuando ha desgranado varias preguntas hasta plantear a Ábalos si, cuando salga la sentencia de los ERE andaluces, "se van a presentar una moción de censura a sí mismos".
Como Rajoy, Pedro Sánchez ha empleado para su discurso inicial un discurso escrito en folios, pero después se ha servido de papeles de menor tamaño con notas muy apretadas y manuscritas por él mismo desde el escaño mientras hablaba el presidente.
Un rumor de fondo ha acompañado su exposición inicial, en la que ha instado al presidente a dimitir para acabar con la moción y que ha desatado risas y los irónicos aplausos del PP cuando se ha comprometido a respetar los Presupuestos.
"¿Qué más tiene que pasar para que dimita?", le ha preguntado tras recordar los 900 cargos del PP imputados por corrupción.
Pese al entusiasmo en el aplauso de los diputados y senadores del PSOE, y a la respuesta también enérgica de la bancada del PP a favor de Rajoy, el resto del hemiciclo ha asistido al cara a cara como si todo aquello les fuera ajeno.
Y ninguno ha mencionado al PNV, protagonista mudo de la moción. Cuando han hablado de posibles apoyos, han eludido citar por sus siglas a este partido, aunque Sánchez sí ha agradecido al Gobierno vasco sus esfuerzos para intermediar en el conflicto catalán.
Se han hecho grandes reproches, porque Rajoy ha dicho que Sánchez no es de fiar, actúa como un chantajista y no cumple su palabra; y además le ha exhibido duras declaraciones suyas contra Pablo Iglesias o el presidente de la Generalitat, Quim Torra.
El candidato, sin embargo, ha defendido la "obligación" que el PSOE tenía de presentar la moción ante la negativa de Rajoy a asumir responsabilidades por Gürtel y dimitir, algo que el presidente ha descartado hacer, de manera que al acabar la sesión de la mañana la única dimisión que sobrevolaba la Cámara era la de Zidane.