La balanza por cuenta corriente, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias, registró un déficit de 1.500 millones de euros en el mes de abril, frente al superávit de 2.900 millones registrados el mismo mes del año anterior, como consecuencia del impacto del Covid-19 en el turismo.
Según los datos publicados este martes por el Banco de España, el déficit del mes de abril, el primer mes completo afectado por la pandemia, se debe casi exclusivamente a la desaparición del superávit del turismo, rúbrica para la que tanto los ingresos como los gastos se estiman nulos.
En el acumulado entre enero y abril, el déficit por cuenta corriente se elevó a 2.500 millones de euros, frente a los 900 millones de superávit del mismo periodo del año anterior.
La evolución de la balanza por cuenta corriente en el primer trimestre del año se explica por el mayor superávit de la balanza de bienes y servicios y el menor déficit de las rentas primaria y secundaria, frente al menos superávit de la cuenta de capital.
En concreto, la balanza de bienes y servicios presentó un superávit de 2.100 millones de euros hasta marzo, 200 millones más que los 1.800 millones de euros registrados en el primer trimestre del año pasado.
Dentro de ésta, el turismo y los viajes, uno de los sectores más perjudicados por las limitaciones de movilidad derivadas del Covid, redujo su superávit hasta los 4.800 millones, lo que supone 2.400 millones menos respecto a los 7.200 de los tres primeros meses del ejercicio pasado.
Por su parte, la balanza de rentas primaria (rentas de trabajo, de la inversión, impuestos sobre producción y la importación y subvenciones) y secundaria (transferencias personales, impuestos corrientes, cotizaciones y prestaciones sociales, etc.) registró un déficit de 3.500 millones de euros, por debajo del déficit de 3.800 millones de euros del año pasado.
De su lado, el saldo de la cuenta de capital redujo su superávit en los tres primeros meses del año hasta los 700 millones, frente a los 800 millones de euros del ejercicio anterior.
Así, el saldo agregado de las cuentas corriente y de capital, que determina la capacidad o necesidad de financiación de la economía española, registró un déficit de 800 millones en el primer trimestre, inferior al de los 1.200 millones del año anterior.
NECESIDAD DE FINANCIACIÓN EN MARZO POR PRIMERA VEZ DESDE 2012
Solo en marzo, mes que recoge el impacto de la restricción de la movilidad y el confinamiento tras la declaración del estado de alarma el día 14 de ese mes, la balanza por cuenta corriente alcanzó un déficit de 1.100 millones de euros, frente al superávit de 1.100 millones del mismo periodo del año pasado..
Eso se debió al déficit de 300 millones de la balanza de bienes y servicios, frente al superávit de 1.500 millones de hace un año, ya que el turismo y viajes redujo su superávit de 3.000 millones a 800 millones, con una caída interanual del 63% de los ingresos, y el déficit de la renta primaria y secundaria se duplicó hasta los 800 millones.
La evolución del saldo de turismo ha llevado a que se registre necesidad de financiación en un mes de marzo por primera vez desde 2012, según ha explicado el Banco de España.
La cuenta de capital redujo su superávit a la mitad, pasando de 400 millones en el primer trimestre de 2019 a 200 millones este año, con lo que la cuenta corriente y de capital cerró con un saldo negativo de 800 millones, frente al positivo de 1.500 millones del año pasado.
LA SALIDA DE CAPITALES SE TRIPLICA EN MARZO
En los últimos doce meses, la capacidad de financiación de la economía española se situó en 29.400 millones de euros, superiores a los 26.000 acumulados hasta marzo de 2019.
Por otro lado, durante el primer trimestre del año España registró una salida de capitales de 3.900 millones de euros, frente a los 1.100 millones que entraron el año anterior. Solo en marzo llegaron a salir 26.300 millones, más del triple de la salida de capitales de 8.600 millones del mismo mes de 2019.
La salida o entrada de capitales es un saldo que resulta de tener en cuenta lo que los residentes españoles invierten fuera del país y lo que los extranjeros destinan a España en ese mismo periodo.