Francisco José Garzón Amo, maquinista del Alvia que descarriló en Santiago el 24 de julio de 2013, y Antonio Martín Marugán, el interventor de a bordo, ocultaron la llamada de 100 segundos previa el accidente, el primero de ellos al no mentarla y el segundo al haberla negado hasta en dos ocasiones.
Es el dato más sobresaliente que ha dejado este martes la cuarta sesión del juicio que se celebra en la Ciudad de la Cultura, situada en Compostela, en una sala en la que se ha sabido que hasta el día 31 la Policía Nacional no tuvo este trascendental dato en su poder y que el mismo lo obtuvieron finalmente a través de los registros telefónicos.
"Intentamos valorar si hubo algún tipo de distracción", relató el secretario del atestado (el instructor falleció), y él mismo indicó que el revisor solamente había admitido una comunicación "breve" en Ourense y ninguna otra, y, cuando se le volvió a cuestionar por si habían estado en contacto más veces, rechazó nuevamente tal extremo.
Más adelante, una vez se constató la existencia de ese diálogo entre Amo y Marugán en los accesos a la capital gallega, el órgano judicial fue el que decidió pedir declaración directamente ante el instructor.
"Ni el maquinista ni el interventor nos dieron información sobre la llamada. Lo descubrimos cuando indagamos", recalcó el secretario del atestado ante la atenta mirada de la magistrada presidenta María Elena Fernández Currás.
Así las cosas, solamente supieron de la existencia de esta llamada a través del análisis de las entradas y salidas de los tres teléfonos que el conductor llevaba consigo, dos de ellos privados y uno corporativo, aparte de un Ipad.
Martín Marugán está citado para declarar este miércoles y el foco estará en esta comunicación y en las razones para su encubrimiento.
La noche de autos Francisco José Garzón Amo fue trasladado, y no en una ambulancia, al hospital público compostelano, donde más tarde acabó detenido. Tuvo que ser custodiado tanto en esa conducción como luego en la habitación que allí ocupó, para evitar cualquier tipo de problema si alguien lo reconocía. No hubo incidentes.
Solventado este aspecto, si bien en su testifical el maquinista se quejó del mal estado físico y psíquico en el que se encontraba para declarar, efectivos que estuvieron con él han indicado ahora que nada dijo en su momento al respecto y han subrayado que sí fue necesario establecer un protocolo por el riesgo real de que se autolesionase.
El comisario que dispuso tras escuchar a los servicios sanitarios que fuese llevado a la clínica, a la sazón el primer mando con el que Garzón Amo habló tras ser auxiliado para salir de la cabina, le espetó "la he jodido" y que iba "a 190 kilómetros por hora".
Este superior, nombrado específicamente para la seguridad de las festividades del 24 (Fuegos del Apóstol) y 25 (Día de Galicia), le recomendó al verlo "bastante en shock y muy nervioso" que estuviese tranquilo, pero él exclamó: "¡Cómo no voy a estar preocupado!".
Después, a los policías de paisano que orden mediante fueron con Garzón Amo en el traslado al centro médico, espontáneamente éste les comentó "he sido yo", habló de despiste al "perder las referencias", y dejó frases como "prefería haber sido yo uno de los que no hubiese sobrevivido", "ojalá me pasara a mí" y "madre mía, lo que he hecho".
También desde el primer momento se quejó el maquinista de la rudimentaria seguridad, de que no hubiese señal fija de reducción de velocidad, y, en suma, de que "todo quedase en manos" del que maneja.
Incluso en una llamada recibida en uno de sus terminales se quejó a alguien, no han sabido especificar los policías nacionales si de Adif o Renfe, de las deficientes medidas de protección existentes en una vía carente entonces de balizas.
Este 25 de octubre muchos de los comparecientes han hablado igualmente, merced a las preguntas recibidas, de lo vivido en Angrois en aquella luctuosa fecha, con médicos y enfermeros totalmente colapsados, policías haciendo de camilleros, gente vagando por la vía, y ventanas que no se rompían ni con una radial.
"Todos conocemos el calibre del accidente", llegó a apostillar la juez, a medida que se iban incrementando las calificaciones, sobre todo las alusivas al estado psicológico.
Andrés Cortabitarte, responsable en su día de la seguridad en la circulación de Adif, y acusado de la tragedia junto a Garzón Amo, no ha estado presente. Tampoco el maquinista. Pueden decidir libremente no acudir porque están exonerados.
A ambos se les imputan 80 fallecimientos por imprudencia grave profesional, 145 lesiones por el mismo motivo, y un delito de daños.