Expertos del Centro Oceanográfico de Canarias y de la Universidad de La Laguna (ULL) consideran que la implantación de la eólica marina en Canarias puede desplazar a la pesca tradicional y afectar al medio natural y también al turismo, entre otras cosas por estar prevista a una distancia demasiado cerca de la costa.
El investigador y coordinador del grupo de Áreas Marinas Protegidas del Centro Oceanográfico de Canarias, Pablo Martín-Sosa Rodríguez, explicó durante su intervención en el quinto Encuentro de los mares, que concluye este miércoles en Tenerife, que "se están modificando los planes" para la implantación de estas plataformas eólicas y que con certeza ello "limitará la pesca en las zonas" de mayor intensidad pesquera, porque coinciden.
En el caso de Gran Canaria, donde los preparativos están más avanzados, la zona principal de choque será el sureste de la isla de Gran Canaria, "propicia" para la eólica y, aunque la cofradía más afectada será la de Castillo del Romeral, la flota insular perjudicada podría alcanzar el 50 por ciento.
También ha mostrado su preocupación al respecto el director comercial y de marketing de Aquanaria, Pedro Sánchez, cuya empresa tiene varias instalaciones de acuicultura de lubina de gran tamaño en la zona. "Estamos preocupados por las afecciones que puedan producir y hemos pedido más información e investigación", incidió Sánchez, que citó como uno de los riesgos las vibraciones que estos molinos generan, especialmente cuando están agrupados.
Martín-Sosa remarcó que Canarias tiene una gran diversidad marina pero incidió en que por la composición de sus aguas y la escasa superficie de su plataforma insular "todas las poblaciones que la habitan son muy frágiles".
El científico y su equipo han estado realizando un trabajo de seguimiento y localización de las embarcaciones de pesca tradicionales canarias para situar los principales caladeros de pesca y han concluido que las ubicaciones para la eólica marina en Gran Canaria "coinciden con el caladero de pesca". Siguen trabajando en el resto de islas, pero creen que las conclusiones irán en la misma dirección.
Las zonas de mayor intensidad para la pesca se encuentran entre los 80 y 250 metros de la costa. Inicialmente las previsiones técnicas para los aerogeneradores son algo más alejadas, pero Martín-Sosa ha explicado que finalmente causas técnicas suelen conllevar que éstos se acerquen para situarlos en zonas menos profundas.
Por ello, abogó por una "proceso de consulta al sector pesquero antes" de que se permita las construcción de los aerogeneradores, dado que la "afección por el efecto acumulado de varios parques en una zona debe ser estudiado" y que sin duda "tienen un impacto negativo en la adquisición de recursos pesqueros".
También intervino a este respecto al director del Instituto Universitario de Investigación Social y Turismo de la ULL y catedrático de Antropología Social, José Pascual, que reconoció que se "sabe poco del impacto de la eólica marina" y que no solo en Canarias las zonas previstas para ella "colisionan" con la pesca, sino también en regiones donde es tan importante como Galicia.
Así, lamentó que "no ha habido diálogo para buscar al menos cierto consenso" con el sector pesquero y que esta es "la menos deseable de las alternativas". "Se plantea que hay una incompatibilidad casi total", aseveró.
"En Canarias la posible ubicación es muy cercana, porque la plataforma muy limitada. Falta mucho por conocer de sus impactos, de los que se sabe poco o nada. Los daños ambientales han sido poco valorados y los impactos sobre otras actividades han sido poco valorados", denunció.
Así, declaró que existen "muchas incógnitas": "No estoy en contra, pero como científico creo que hay muy poca información de cómo estas explotaciones pueden impactar sobre las actividades que se desarrollaban ya, como la pesca pero también el turismo". "Los experimentos con gaseosa, que a lo mejor son buenos, pero no lo sabemos", mantuvo.
El director general de Vocento Gastronomía, Benjamín Lana, abogó por "reposicionar el papel del sector pesquero" respetando sus derechos previos a faenar en estas zonas y quizás buscando iniciativas creativas, como que las empresas de generación eléctrica sufraguen los gastos de instalar propulsión eléctrica en las embarcaciones, impulsando su "descarbonización" y permitiendo que puedan ir a zonas más alejadas a faenar.
"Pagar la reconversión de los 600 barcos en Canarias a propulsión eléctrica no es nada en comparación con la inversión que supone la eólica marina. Seguro que con diálogo encontramos puntos de encuentro", concluyó.
