Han abordado la recuperación de más de 6.000 datos sobre la cerámica arquitectónica del monumento, tanto la que está vidriada como la que está sin vidriar
Una investigación pionera liderada por la Universidad de Granada (UGR) ha descubierto que algunos de los espacios más emblemáticos de la Alhambra, como el Patio de los Leones o el de Comares, estuvieron decorados con piezas vidriadas de cerámica de colores.
Esta investigación multidisciplinar se ha centrado por primera vez en los alicatados y piezas vidriadas del monumento y ha descubierto que algunos espacios estuvieron embellecidos con estas piezas, que ya no se encuentran en sus emplazamientos originales.
El estudio también ha dado visibilidad a la labor de las alfareras de la Alhambra, mujeres que, al quedar viudas y no tener hijo varón mayor de edad, podían continuar con el taller de alfarería del que se encargaban sus maridos y desde el que hacían piezas únicas que embellecían el monumento.
"La Alhambra era una ciudad de cerámica llena de color", ha resumido la catedrática de Historia del Arte de la UGR e investigadora principal de este trabajo, Elena Díez Jorge, responsable de un equipo que ha estudiado miles de datos sobre la cerámica arquitectónica del conjunto monumental andaluz.
Las investigaciones pioneras, desarrolladas durante un lustro junto al Patronato de la Alhambra, han abordado la recuperación de más de 6.000 datos sobre la cerámica arquitectónica del monumento, tanto la que está vidriada como la que está sin vidriar.
Los análisis no han tenido en cuenta únicamente los alicatados que revisten la arquitectura, sino también otras piezas como lucernas vidriadas que tenían algunos de los baños, tejas de múltiples colores o sumideros hechos de barros y vestidos de color.
El estudio exhaustivo de la documentación de archivo que se conserva en la Alhambra ha permitido sistematizar en una base de datos más de cuatro mil documentos con múltiples informaciones, cada uno de ellos sobre creaciones nuevas, reposiciones, intervenciones y reparaciones llevadas a cabo durante siglos.
Esta labor ha conseguido recuperar cómo se llamaba a las piezas en determinados momentos y conocer qué espacios hoy desnudos estaban cubiertos de cerámica vidriada, como pasaba en las paredes del Patio de Comares o parte del pavimento del Palacio de los Leones.
La investigación ha documentado varias mujeres alfareras en los siglos XVI y XVII, pero también en el XIX y XX, artesanas que trabajaban en casas de alfarería u ollerías y que contaban con un horno y varias pilas de barro.
El estudio arqueométrico ha revelado además que cada pieza posee unas características petrográficas y composicionales únicas que pueden ayudar a clasificar otras cerámicas similares sin datar.
Para los investigadores, la Alhambra tenía mucha más cerámica arquitectónica de la que se ve en la actualidad, parte de ella atesorada en su área de reserva en la que se conservan cientos de miles de piezas, pero otra parte perdida por el vandalismo o la dejadez en determinados momentos.
Ahora, con esta investigación, se acerca un poco más la realidad de cómo fue la Alhambra y lo que tuvo, "sorprendiendo aún más si cabe por la belleza que la engalanó en diferentes etapas de su larga historia", ha concluido Díez, que ha contado en su equipo con personal de la Alhambra y de la Universidad de Zaragoza.