Para afrontar la tercera ola de la pandemia, el 17 de enero de 2021, la Junta exigió cerrar las actividades no esenciales para frenar la propagación del covid
Una investigación científica ha cifrado en un 23 % el número de casos covid que se evitaron con el cierre de actividades no esenciales durante la pandemia, un 2 % menos de muertos gracias a unas medidas restrictivas que fueron más eficaces en entornos rurales que en las grandes ciudades.
El estudio de los investigadores Alessio Gaggero, Ángela Mesa-Pedrazas y Ángel Fernández-Pérez, de los departamentos de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empresa, Sociología y Economía Aplicada de la Universidad de Granada (UGR), ha aportado una evidencia sobre la efectividad de las restricciones.
En concreto, ha cuantificado el impacto de la política del Cierre de las Actividades No Esenciales (CANE) en la reducción de casos y muertes por coronavirus, datos que muestran que se redujo en un 2 % las muertes en Andalucía.
Además, durante el periodo estudiado las restricciones redujeron un 23 % las infecciones, una medida de cierre que fue más efectiva en áreas rurales que en urbanas, lo que sugiere la necesidad de un enfoque diferenciado en la aplicación de políticas de cierre.
Para afrontar la tercera ola de la pandemia, el 17 de enero de 2021, la Junta exigió cerrar las actividades no esenciales para frenar la propagación del covid-19.
En concreto, los municipios con una tasa de infección de 14 días superior a 1.000 casos por cada 100.000 habitantes debían cerrar los negocios que ejercieran una actividad no esencial durante un periodo de dos semanas.
En el estudio de la UGR, publicado en la revista Socio-Economic Planning Sciences, los investigadores han utilizado un método innovador de regresión discontinua, conocido por su rigor analítico, que permite cuantificar de manera precisa los efectos causales en situaciones donde un diseño experimental aleatorio no es factible.
Este enfoque les ha permitido comparar municipios con tasas de infección ligeramente por encima y por debajo de un umbral preestablecido de 1.000 casos por 100.000 habitantes para estimar los efectos causales de la política.
El trabajo hace uso de los datos administrativos semanales de los 785 municipios de Andalucía proporcionados por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía durante el período de implementación de la política.
Esta investigación es una de los pocas en el mundo que ha logrado cuantificar de manera confiable el impacto de esta intervención no farmacéutica, destacando su importancia no solo para esta reciente pandemia, sino también para futuras crisis sanitarias.
Los autores sugieren que futuras investigaciones deberían centrarse en comprender mejor las diferencias en la efectividad de estas políticas entre áreas rurales y urbanas, así como en identificar los mecanismos subyacentes a estas diferencias.