Las torrijas llenan de dulces de Cuaresma la aldea onubense de Navahermosa

Que casi la mitad de un pueblo o ciudad se implique en una actividad parece algo imposible, pero es lo que ha conseguido este sábado la aldea onubense de Navahermosa, que, con unos 30 habitantes, ha reunido a 12 de ellos en torno a un concurso para buscar la mejor torrija cocinada en los fogones de sus casas.

Este dulce de Cuaresma, que se puede preparar de mil formas, ha reunido a los vecinos en su salón multiusos, en una aldea a la que se llega tras recorrer dos kilómetros de carretera secundaria desde la Nacional 433, para encontrar un lugar que, a duras penas, sobrevive con el paso de los años a pesar de que la edad media supera con creces a la de los pueblos de la comarca de más habitantes.

En la aldea, situada en el norte de la provincia de Huelva, hay 60 viviendas aproximadamente, con algunos cortijos dispersos por su casco urbano, y con este salón como centro de actividades, donde la asociación Navahermosa Viva está a punto de inaugurar un centro de lectura, y donde hoy olía a canela en rama o miel, gracias a las 180 torrijas presentadas al concurso.

A las cuatro de la tarde han comenzado a llegar las primeras participantes, que han terminado de prepararlo todo para presentarlas lo mejor posible, ya que su aspecto era parte de los requisitos para la puntuación, además del sabor.

De hecho, aunque se trata de un postre muy calórico, cada uno de los tres componentes del jurado ha tenido que probar al menos una porción de las 12 participantes, con tragos de agua como ayuda para pasar el rato lo mejor posible.

Todo ello, mientras los participantes, mujeres en su mayoría, esperaban en la puerta del salón, ya que en un sitio donde, literalmente, todos los vecinos se conocen, había que evitar cualquier influencia en el veredicto, de modo que hasta que no se han probado todas, en una cata ciega, no se han abierto las puertas de nuevo.

La Asociación Lieva y la de personas mayores de Galaroza, municipio al que pertenece la aldea, dan también el impuso a la iniciativa, “con la que hemos pretendido hacer una actividad original en la aldea basada en la gastronomía”, explica a EFE Manuel Cano, portavoz de la Asociación Navahermosa Viva, alma de esta idea.

El jurado ha puntuado el sabor, la textura, la presentación, la originalidad o la creatividad, valorando cada aspecto de 0 a 5, y al final, tras una dura pugna del paladar y la vista, la torrija ganadora ha sido la elaborada por Esther Segura, que ya puede presumir de preparar las mejores torrijas de entre todos los vecinos, como atestigua el trofeo que le ha sido entregado.

Ahora, Navahermosa Viva prepara nuevas citas, para pasar lo mejor posible el tiempo, sobre todo los fines de semana, en una zona donde “los inviernos se hacen muy largos”, y, entre otras ideas, para el 22 de abril ha programado su primera Feria del Libro, con puestos distribuidos por las zonas cercanas a su salón multiusos y la presencia de varios autores para presentar sus obras.