El momento más esperado para cualquier escolar en su día a día, más aún en edades tempranas, llega acompañado de una sirena, que con su sonido ensordecedor anuncia a los alumnos que ha llegado el momento del recreo, un tiempo de ocio entre clase y clase que permite a los niños dar rienda suelta a su imaginación.
Sin embargo, si al salir al patio la imagen que queda en la retina de los pequeños es la de una zona abandonada, sucia y con mil obstáculo, la cosa cambia bastante. Ese es el día a día que tienen que vivir los alumnos del CEIP V Centenario de la capital onubense, en la barriada de San Marta.
Los alumnos de este centro de Infantil y Primaria conviven a diario con unos espacios exteriores nada seguros. Bordillos rotos, piletas sueltas, pavimento levantado, árboles sin podar, suciedad generalizada y rejas oxidadas y rotas... Esa es la radiografía de las zonas y espacios de recreo del colegio V Centenario, donde los alumnos también tienen las pistas de deporte.Y según denuncian desde el AMPA (Asociación de Madres y Padres), no se trata de una realidad reciente, sino que ese es el aspecto que presenta el centro desde hace años, y la flecha de la culpabilidad tiene una única dirección: el Ayuntamiento de Huelva, que es el responsable en la capital onubense del mantenimiento de las zonas exteriores de los centros de Infantil y Primaria.
En este sentido, la secretaria del AMPA, Cinta Carrillo, explica a Viva Huelva que “mi hijo está ahora en Tercero de Infantil, y desde que entró en el colegio la situación de abandono es la misma, y según me indicaron, viene de lejos”.
De hecho, Carillo denuncia que “el Ayuntamiento no ha cumplido su labor de mantenimiento periódica, lo que ha provocado que las zonas exteriores estén en tan mal estado en la actualidad, que ahora hace falta una actuación más profunda para arreglar estos espacios”.
Unas obras que califica como “urgentes e inmediatas”, ya que “no reúnen las condiciones de salubridad y seguridad que se requieren para un colegio con niños de corta edad”.
Corralito de arena
De hecho, pone como ejemplo el espacio que estaba destinado a los más pequeños, de 3 a 4 años, un corralito con suelo de arena para amortiguar las caídas de los menores. “Con el paso del tiempo, como no se ha ido reponiendo y el suelo está inclinado, la lluvia ha movido la arena y han quedado al descubierto las piedras del fondo”. Por ello, los pequeños están ahora en otra zona con tierra, aunque no se libran de los hierbajos, que llevan meses sin podarse.
En la misma situación están las pistas de deporte, con un pavimento irregular donde se forman charcos cada vez que llueve. Estos son dos ejemplos de una realidad motivada por la “dejadez” del Ayuntamiento y ante la que no piensan quedarse de “brazos cruzados”.