El comercio ambulante están "sin expectativas" de cara a la temporada estival, periodo en el que habitualmente proliferaba la presencia de compradores en los mercadillos, pero con la crisis ha visto cómo el consumo ha ido cayendo hasta tal punto que hace que "ya no haya apenas margen de beneficio para los comerciantes".
Así lo ha asegurado a Europa Press el presidente de la Asociación Provincial de Profesional del Comercio Ambulante de Huelva, José Juan Ayora, quien ha destacado que, aunque las condiciones meteorológicas en verano suelen propiciar que la gente vaya al mercadillo a comprar, sobre todo en las zonas costeras, "se compra poco y lo justo". "No hay ilusión de cara este verano", ha dicho Ayora, que ha incidido en que "no les queda otra y hay que salir a trabajar".
Las ventas del comercio ambulante siguen en una línea descendente y la crisis 'se asienta' en el mercadillo debido al descenso del consumo, así como ha lamentado los elevados precios del combustible que dificultan la actividad del sector, entre otros factores.
En esta línea, ha lamentado el aumento de las tasas municipales, que en la mayoría de los ayuntamientos no ha sido muy elevada, pero ha destacado el alza del "30 por ciento" que les ha impuesto el Consistorio de Cartaya a la tasa que trimestralmente pagan al ente local, "pasando de 144 euros a 195 euros".
Ante esto, ha señalado que incluso algunos comerciantes se plantean dejar de ir a este mercadillo porque "las ventas no dan para tantos gastos", a lo que ha añadido que además hay quienes se dan de baja de autónomo porque no pueden hacer frente a los gastos y todo con "muy pocas ventas porque hay días que incluso no se vende nada".
Ayora ha incidido en como afecta al sector el alza del desempleo ya que "el consumidor no tiene para comprar", lo que hace que "la situación cada vez sea peor" para el sector. En este sentido, ha remarcado que mientras los ingresos van en descenso por la escasez de ventas, los gastos, por el contrario, son los mismos o incluso van en aumento.
Según ha explicado, "el alto precio del combustible, unido a los gastos de la furgoneta, los permisos y la mercancía", hace que el comerciante cuente cada vez con más complicaciones y todo con "los precios ajustados al máximo".
"Hay días que apenas se vende o que incluso no se vende nada", según ha enfatizado el presidente de la Asociación Provincial de Profesional del Comercio Ambulante de Huelva, que ha recordado que el sector no cuenta con ningún tipo de subvención para el mantenimiento de su negocio.
Antes la llegada de la temporada estival y los veraneantes eran "una esperanza", pero al final "la gente si no tiene dinero, no puede gastar" y ha recordado que cada año más familias se quedan sin posibilidad de pasar unas vacaciones.
RESPUESTA DE CARTAYA
Por su parte, desde el Ayuntamiento de Cartaya han asegurado que las tasas que se aplican a la utilización privativa de suelo público en lo que respecta al mercadillo, han experimentado en 2013 "una subida del 25 por ciento con respecto al precio que se venía cobrando desde el año 2004".
Desde el área de Economía señalan al respecto que estas tasas no se habían actualizado desde entonces y no habían experimentado incremento ni variación alguna en los últimos nueve años, situándose en la actualidad en 2,5 euros por metro lineal y día, frente a los dos euros que se aplicaban en 2004, y los 1,8 del año 2000.
La máxima responsable económica municipal, Lucía Rodríguez Gullón, ha asegurado que desde el Consistorio se ha minimizado todo lo posible la aplicación de las exigencias del Plan de Ajuste, que establecía una subida del 30 por ciento, subida "que finalmente no se ha aplicado en toda su integridad para reducir en lo posible su impacto económico entre los comerciantes", según ha indicado.
En esta línea, ha recordado que "el Ayuntamiento de Cartaya se ve obligado a cumplir con los parámetros del Plan de Ajuste Municipal, que debe ajustarse a las exigencias del Gobierno Central". Este, según explica la concejala, "ya nos rechazó el primer plan advirtiéndonos que si queríamos hacer frente al pago a proveedores y al deuda municipal, los servicios municipales tenían que dejar de ser deficitarios y ajustarse a los costes que les suponen a las arcas municipales".