La crisis económica azota duramente al país desde hace ya demasiados años. Sin embargo, su efecto no es igual en todas las regiones, y Huelva no sale mal parada. Esta es la conclusión que se extrae del ‘Atlas de la crisis’, escrito por Ricardo Méndez, Luis Daniel Abad y Carlos Echaves, investigadores del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC.
En esta publicación, a cuyos datos ha accedido Viva Huelva, se estudian los impactos de la crisis en las 50 provincias españolas (más las ciudades autónomas Ceuta y Melilla) y los 363 municipios urbanos que superaban los 20.000 habitantes al iniciarse esta en 2007, a partir del análisis de 15 indicadores económicos, sociales, demográficos e inmobiliarios. El periodo de estudio abarca de 2006 hasta finalizar 2013, y según sus conclusiones, a pesar de todo, la provincia onubense ha mantenido relativamente el tipo ante la crisis, con un grado de vulnerabilidad media.
Entre las diez provincias más vulnerables no aparece Huelva. Tampoco entre las diez que han resistido mejor, sin embargo, no se sitúa muy lejos de estas últimas, ya que ocupa el puesto 19 entre 52 en orden de menor a mayor vulnerabilidad. Este índice se sitúa en el -0,27, es decir, una vulnerabilidad media dentro de cinco clasificaciones: muy alta, alta, media, baja y muy baja, y es el resultado de combinar quince indicadores: hipotecas constituidas, viviendas libres terminadas, transacciones de viviendas, precio medio de vivienda libre, ejecuciones hipotecarias, PIB por habitante, ocupación, paro registrado, exportaciones, inmigración, variación residencial, beneficiarios de prestaciones, emancipación de jóvenes y número de manifestaciones.
Al desglosar estos datos, se aprecia que la vulnerabilidad inmobiliaria de la provincia ante la crisis es alta, la económica es media y la social es baja. Esto significa que el índice de vulnerabilidad inmobiliaria se sitúa en el 0,60 (la quinta provincia con el índice más alto de Andalucía), el de vulnerabilidad económica en el -0,20 (el tercer mejor dato de la comunidad), y el de vulnerabilidad social en el -1,20 (el más bajo de la región andaluza).
El índice de vulnerabilidad económica se obtiene de analizar los siguiente porcentajes: el número de afiliados a la Seguridad Social entre 2006 y 2013 descendió un 12,36% en la provincia, el desempleo aumentó un 121,54%, el número de empresas bajó un 19,52% y el PIB por habitante se recortó un 1,74%, Sin embargo, las exportaciones aumentaron un 171,17%, una cifra muy por encima de la media española, que se sitúa en el 37,43%.
Para obtener el índice de vulnerabilidad inmobiliaria de la provincia, se tuvo en cuenta que el importe de las hipotecas entre 2006 y 2013 descendió un 89,17%, las hipotecas constituidas bajaron un 84,2%, se terminaron un 89,63% menos de viviendas libres, las transacciones inmobiliarias se cifraron en un 68,7% menos, el precio medio de la vivienda libre cayó un 22,99% y las ejecuciones hipotecarias se dispararon un 550,63%.
Por último, los parámetros analizados para obtener el índice de vulnerabilidad social fueron los siguientes: la población inmigrante creció en la provincia un 89,30% de 2006 a 2013, la variación residencial fue del -90,9%, el número de beneficiarios de prestaciones aumentó un 148,47%, la tasa de emancipación creció un 1,41% y el número de manifestaciones se multiplicó un 813,54%.
Municipios de más de 20.000 habitantes
En cuanto a los municipios de la provincia de más de 20.000 habitantes, Almonte tiene un índice de vulnerabilidad urbano muy bajo (-1,13), mientras que Huelva, Isla Cristina y Lepe tienen un índice medio (0, 0 y 0,14, respectivamente). Esto sitúa a Almonte como tercer municipio con menor índice de vulnerabilidad ante la crisis de toda Andalucía (de los 74 analizados), a Isla Cristina en el puesto 35, Huelva en el 36 e Isla Cristina en el 42.
Con respecto a la capital, entre 2006 y 2013 las transacciones inmobiliarias descendieron un 76,29%, el precio medio de la vivienda libre descendió un 31,54%, las ejecuciones hipotecarias aumentaron un 244,13%, el número de empresas descendió un 6,24% y el de afiliados a la Seguridad Social un 16,69%, el PIB por habitante cayó un 0,47%, el desempleo aumentó un 112,41% y la inmigración un 64,34%.
No son cifras para echar las campanas al vuelo, pero han permitido a la provincia y a la capital mantener relativamente el tipo en comparación con otras regiones españolas.