Carolina Marín, doble campeona mundial de bádminton, es la imagen del éxito del deporte español y un foco de atención y de alegría, especialmente en Huelva y en el Recreativo IES La Orden, donde es la cúspide de una pirámide que durante 30 años ha ido ganando altura para tocar con ella la elite.
El club onubense, paralelamente a su trabajo en las competiciones de alto nivel, no ha dejado de atender la base para seguir en pie, para ser el principio de una escalera a la que sólo la constancia y el talento añade peldaños en cada caso. Unos doscientos practicantes están dispuestos a subirlos a día de hoy en la tierra de 'la pionera'.
El bádminton es un deporte ahora de moda en España pero que echó raíces en Huelva hace tres décadas. Las semillas de entonces son fruta madura. Tras la jugadora que ha hecho historia hay un club que ya con ella en Madrid logró jugar la Copa de Europa, ser bicampeón de liga y disputar cuatro finales más en el gran duelo, tipo Madrid-Barça en el fútbol, que mantiene con el vecino sevillano del CB Rinconada.
Jugadores onubenses como los grandes doblistas Haideé y Eliezer Ojeda, entre otros, saben también lo que es estar cada año en el podio del Campeonato de España Absoluto y ser internacionales. Antes el aventajado fue Carlos Longo, el gran antecesor de Carolina y hoy técnico de la Federación Española.
En total son más de cien títulos entre Campeonatos de Andalucía y de España los que atesora entre todas las categorías el CB IES La Orden, nacido en el instituto de enseñanza secundaria del barrio del mismo nombre y que el pasado año celebró 25 años de vida.
Cinco años antes ya se jugaba al bádminton en Huelva en el Polideportivo Andrés Estrada, dirigido por Pepe Tierra, que fue técnico del histórico Club Voley Aguas de Huelva y que como el presidente de la Federación Española de Voleibol, Manuel Hernández Vázquez, fue dando cobijo a este deporte de raquetas y volantes.
Esta institución, junto con el Inef en Madrid, fue vía de expansión de su práctica. Allí estudió Francisco Ojeda, antiguo técnico de Carolina y delegado de la Federación en Huelva y hoy director deportivo y entrenador del club onubense, del que también fue fundador al ser profesor en el centro.
"Tres años antes de la fundación del club ya ofrecía a mis alumnos el bádminton como actividad extraescolar, pero fue creciendo el interés y la inquietud y dimos un paso más", ha recordado a Efe.
Le siguió una primera escuela, en la que "por allí apareció Carolina un día" y a la que ahora acompañan otras cuatro en la capital y en localidades de la provincia como San Juan del Puerto y Valverde del Camino, así como en la Universidad de Huelva.
En 1996 ya tuvieron dos campeones de España infantiles como antesala de los éxitos venideros, a los que se sumaron los colectivos. Los propios jugadores demandaron participar en competiciones de clubes y tras lograr el campeonato de Segunda División ascendieron a la División de Honor, la máxima categoría nacional, en la que inician próximamente su undécima temporada.
"Éramos novatos y nos daban por todos lados, sabíamos poco, pero las ganas de aprender, jugar y divertirse podían más que todo eso", ha rememorado Ojeda.
El secreto para formar a tantos campeones no es otro a juicio del técnico que "cuidar a los jugadores, tratarlos bien y ayudarlos. Luego el talento de cada uno les lleva más o menos lejos". Con este propósito llaman, escriben o se personan en el club muchos niños con sus padres que ansían seguir los pasos de Carolina.
Esta bonanza de 'vocaciones' contrasta con la pérdida de apoyos que ha sufrido el club, obligado a reinventarse ante la crisis para subsistir pese a sus logros.
Fue el primer club nacional en desarrollar una campaña de socios y en llenar con más de dos mil personas un pabellón, algo inaudito en el resto de España, y que provocó "recuerdos imborrables".
Ojeda ha expuesto al respecto que tras este nuevo hito "como el año pasado" esperan "que sea el momento definitivo en el que apoyen", ya que están "donde todos quieren", gozando de resultados e interés mediático, por lo que ve "poco razonable" la falta de patrocinadores, por lo que no pierden "la esperanza".
No son la fábrica de jugadores que hay en China, con millones de licencias, pero han demostrado, pese a impulsar este deporte "por amor al arte", ser garantía de éxito y cuna de la mejor jugadora del mundo.