La ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, ha inaugurado, una vez finalizadas las actuaciones, la recuperación del Caño Travieso y la permeabilización de la marisma, un proyecto que supone, según el Gobierno, la mayor operación ambiental desarrollada en el Parque Nacional de Doñana.
La ministra ha explicado a los periodistas que esas obras de recuperación hídrica sumada a las obras de saneamiento efectuadas en Doñana, tanto en la provincia de Sevilla como en la de Huelva, y la adquisición por parte de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) de la finca de Los Mimbrales por 50 millones de euros, supone que en esta legislatura se han invertido casi 200 millones en Doñana por parte del Gobierno central.
Esa inversión, además de la recuperación de Doñana, garantiza, según Báñez la compatabilidad de la conservación de los valores naturales del área protegida y la creación de riqueza y puestos de trabajo, ya que "hablar de recuperación hidrológica es hablar de respeto al medio ambiente" y "hablar de agua es hablar de empleo" para que la agricultura siga siendo uno de los sectores más dinámicos de Andalucía.
La ministra ha seguido sobre el terreno las explicaciones del director de las obras, Jaime Palop, quien ha recordado que desde 1999 la inversión del Estado ha sido de 113 millones de euros, de los que 73 se han destinado a expropiaciones, algunas ya previstas en el que se denominó plan Doñana 2005, para el cual, tras el vertido tóxico de Aznalcóllar, el Gobierno creó una Secretaría de Estado.
Palop ha explicado que el agua entraba en la marisma y no salía, con los consiguientes efectos indeseables, entre ellos mortandad de aves, con lo cual al completar ahora la "naturalización" de la marisma del Guadalquivir, el agua pasará de un lado a otro y quedarán comunicados los flujos del Guadiamar o Brazo de la Torre con la de la marisma.
En la vía sobre un muro elevado que comunica por tierra la marisma sevillana con la orilla próxima a Sanlúcar de Barrameda, con 33 kilómetros de longitud, (Cádiz) denominada Montaña del Río, que fue recrecido cuando se produjo el vertido tóxico, se han colocado hasta 16 baterías de tres tubos de grandes proporciones en cada una de ellas, que comunican el agua a uno y otro lado.
En el denominado Lucio del Cangrejo, dividido por esta misma vía, se han colocado otras diez baterías de tubos, con lo que se garantiza que el agua entra y sale de la marisma según los flujos naturales, como lo hacía hace setenta años.
Las obras de regeneración, según Palop, han contado con "pleno consenso" han sido "una ilusión" para todos los implicados en la pervivencia de Doñana y se han planteado como algo duradero.