El Programa de Seguimiento y Conservación del Aguilucho Cenizo (Cyrcus pygargus) ha localizado 67 nidos en la campiña de Huelva durante la campaña 2019, una cifra superior a la del pasado año (55). Los números de parejas reproductoras y de pollos voladores, sin embargo, han descendido notablemente como consecuencia de los altos índices de depredación contra esta especie catalogada como vulnerable. El 20 por ciento de los nidos son de reposición y los técnicos han identificado 50 parejas y solo once pollos han volado.
El número de parejas reproductoras ya avanzó en 2018 una tendencia a la baja, al registrar el programa 55, por debajo de los 75 de la colonia estable del lustro anterior. El indicador que confirma el descenso, no obstante, es el de pollos voladores con éxito, que ha pasado de 72 a once en un solo ejercicio, ha informado la Junta en una nota.
El origen del aumento de la depredación, tanto área como terrestre, está en las malas condiciones climatológicas del pasado invierno, que han provocado una escasa cobertura de vegetación en los cultivos de secano. Los nidos han estado expuestos especialmente a depredadores alados como la cigüeña blanca, que recorre los trigales en bandadas en busca de pequeños reptiles y roedores y acaba atacando los huevos y pollos pequeños de aguilucho cenizo, así como de perdices y codornices que se encuentren en su camino.
En cuanto a los pollos nacidos, la mayoría se han encontrado en la localidad onubense de Escacena del Campo. La decena de crías es un guarismo similar a los de 2012 y 2014, cuando los volúmenes de precipitaciones en invierno fueron similares a los de este año. Entre 2015 y 2018, por el contrario, el balance estuvo entre los 55 y los 88.
El equipo del Programa de Seguimiento y Conservación del Aguilucho Cenizo solicitó retrasar la cosecha lo máximo posible y obtuvo una gran colaboración de los agricultores, como en los años anteriores. "Sin la ayuda de los agricultores sería imposible perpetuar esta especie, un objetivo que se está consiguiendo con la consolidación de este Programa a pesar de las oscilaciones de éxitos por causas externas y naturales", ha explicado el delegado territorial de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Álvaro Burgos.
En los casos en los que no fue posible demorar la recolección, los técnicos cercaron los nidos. Además, colocaron dos GPS a sendos aguiluchos cenizos de un mismo nido del Paraje Natural Marismas del Odiel, macho y hembra. Huelva es la única provincia española en la que esta especie cría en marismas mareales.
El operativo del Programa de Seguimiento y Conservación del Aguilucho Cenizo en Huelva está integrado por más de 25 personas, entre técnicos, agentes de medio ambiente y personal de la Agencia de Medio Ambiente y Agua (Amaya). También participa la Asociación Ecologista Ituci Verde.
El aguilucho cenizo es un ave rapaz de tamaño medio que se asienta en el Valle del Guadalquivir para utilizar los cultivos de cereales como principal hábitat de cría. La mecanización agrícola antes de que los pollos vuelen supone una amenaza. Los espacios preferidos por el aguilucho cenizo para su cría en la provincia de Huelva son los cultivos de trigo de secano, especialmente en fincas de pequeñas dimensiones.
Los municipios en los que se plasma el programa son Paterna del Campo, Escacena del Campo, Manzanilla, Villalba del Alcor, Niebla, Rociana del Condado, Almonte, San Juan del Puerto, Beas y Trigueros. Por tercer año consecutivo, el programa alcanza a la población de los parajes naturales Marismas del Odiel, Marismas del Isla Cristina, Marismas del Río Piedras y la Flecha del Rompido y el Espacio Natural de Doñana. A lo largo de la campaña también se llevan a cabo labores de educación ambiental.