Una cerveza fresquita a pie de playa. Para algunos eso es el paraíso, y eso es precisamente lo que ofrecen los chiringuitos, que llegan al final del verano en la provincia onubense manteniendo el tipo pero sin lanzar campanas al vuelo.
Se trataría, por tanto, de una campaña estival de luces y sombras, que mejora en relación al pasado año, pero teniendo en cuenta que 2018 fue un verano ‘horribilis’ por el mal tiempo de julio, calificar la temporada de “razonable” sería más que suficiente.
Así lo ha indicado a Viva Huelva el vicepresidente del Consejo Empresarial de Chiringuitos de la FOE, Manuel Reyes, que hace distinciones entre meses a la hora de hacer una valoración del verano en el sector.
Así, se podría decir que la temporada ha ido ‘in crescendo’, pues julio ha sido un mes “regular”, aunque “no tan malo como el año pasado, que fue nefasto”, y el motivo está en el viento, que ha puesto la nota discordante, alejando a la población de las playas.
En cambio, agosto se ha comportado como se esperaba, pues es el mes que nunca falla y que llena los cerca de un centenar de chiringuitos que pueblan la costa onubense. Y eso a pesar de la presencia de algas, que sí ha supuesto un hándicap en determinados momentos, pues según reconoce Reyes, “en las reservas llegaban a preguntar si había algas, y es que el primer día te pueden llenar el chiringuito porque la gente se sube de la playa, pero al segundo día directamente no vienen”.
Y llega septiembre, que en los últimos años se ha convertido también en un mes clave para el sector gracias a un verano que se alarga por las buenas previsiones meteorológicas, lo que hace que “la gente se esté acostumbrando a coger vacaciones en septiembre”. Un turismo que, en el caso de Huelva, es principalmente nacional, sobre todo de Madrid y Extremadura.
Los primeros días del mes van “muy bien” y la previsión es buena, de modo que, a falta de que acabe oficialmente la temporada, podría decirse que los chiringuitos han mantenido el tipo.
Y ello a pesar de que, como explica Reyes, las demandas del sector siguen siendo las mismas -estado y servicios de las playas, conexiones, infraestructuras...-, porque “se habla mucho y se hace poco”.